La Fe en el mundo de hoy se ha convertido en un concepto universal que ha pasado de la fase de la objetividad a la fase de la subjetividad. Por un lado, la Fe es un asunto privado de cada persona y nadie debe imponer o determinar la Fe de otros. Por otro lado, esta es una condición con la cual la persona tiene que hacer frente antes de ser capaz de identificar, analizar y evaluar este concepto.
Hoy en día, la reacción a la Fe se ha convertido hace mucho, en algo más que la Fe misma y esto priva la cuestión de la constructibilidad. La Fe no debe depender ni de las emociones, ni de los sentimientos, - debe ser un acto consciente y profundamente personal. Si realmente tenemos Fe en algo, esto es ante todo, nuestra responsabilidad. El problema surge cuando la gente opera con el concepto de la Fe, pero por sí mismos no representan nada. Es difícil dar una evaluación en general, acerca de quien es el creyente y por qué necesita creer?
La Fe es un concepto muy importante para cada persona. Muchas veces en la vida tenemos que tomar ciertas decisiones, basándonos únicamente en ella, porque no tenemos un concepto completamente objetivo que es lo que está pasando y por qué lo necesitamos. La Fe es la condición más importante de la existencia, pero si nuestro comportamiento en la Fe no fortalece el entendimiento, nos convertimos en rehenes de las creencias, privándonos de la evaluación realista que nos ha dado ella y para qué se la necesita.
Por Fe, la gente suele entender ciertos principios religiosos, donde el conocimiento no es importante, lo importante es en primer lugar, sólo estar en la Fe. En este caso, en general, no hay nada que discutir: todo el mundo tiene el derecho de decidir qué ser y cómo ser. Pero la Fe no es un concepto estrecho e incluso la definición de "creer en sí mismo" (y por lo tanto representarse) es de gran importancia no sólo para nosotros, sino también para la comprensión de la Fe como un cierto esfuerzo. Incluso si se trata de un esfuerzo de la voluntad, esto es una condición para el siguiente paso.
En general, propongo examinar el tema de la Fe de manera mucho más amplia, dándole por lo menos el valor de un razonamiento, no reaccionaría con lo que nos encontramos al perder la Fe en nosotros mismos.
La Fe en el mundo de hoy se ha convertido en un concepto universal que ha pasado de la fase de la objetividad a la fase de la subjetividad.
La Fe en el mundo de hoy se ha convertido en un concepto universal que ha pasado de la fase de la objetividad a la fase de la subjetividad. Por un lado, la Fe es un asunto privado de cada persona y nadie debe imponer o determinar la Fe de otros. Por otro lado, esta es una condición con la cual la persona tiene que hacer frente antes de ser capaz de identificar, analizar y evaluar este concepto.
Hoy en día, la reacción a la Fe se ha convertido hace mucho, en algo más que la Fe misma y esto priva la cuestión de la constructibilidad. La Fe no debe depender ni de las emociones, ni de los sentimientos, - debe ser un acto consciente y profundamente personal. Si realmente tenemos Fe en algo, esto es ante todo, nuestra responsabilidad. El problema surge cuando la gente opera con el concepto de la Fe, pero por sí misma no representa nada. Es difícil dar una evaluación en general, acerca de quién es el creyente y por qué necesita creer.
La Fe es un concepto muy importante para cada persona. Muchas veces en la vida tenemos que tomar ciertas decisiones, basándonos únicamente en ella, porque no tenemos un concepto completamente objetivo que es lo que está pasando y por qué lo necesitamos. La Fe es la condición más importante de la existencia, pero si nuestro comportamiento en la Fe no fortalece el entendimiento, nos convertimos en rehenes de las creencias, privándonos de la evaluación realista que nos ha dado ella y para qué se la necesita.
Por Fe, la gente suele entender ciertos principios religiosos, donde el conocimiento no es importante, lo importante es en primer lugar, sólo estar en la Fe. En este caso, en general, no hay nada que discutir: todo el mundo tiene el derecho de decidir qué ser y cómo ser. Pero la Fe no es un concepto estrecho e incluso la definición de "creer en sí mismo" (y por lo tanto representarse) es de gran importancia no sólo para nosotros, sino también para la comprensión de la Fe como un cierto esfuerzo. Incluso si se trata de un esfuerzo de la voluntad, esto es una condición para el siguiente paso.
¿Cuál variante de este estado es más preciso y da más resultados: el Acto de la creación o el campo de los valores ilusorios?
Creer y estar en la creencia son dos estados distintos que poseen diferentes formas de vivencia. Indudablemente, una persona que a través de su creencia ha conocido para sí misma la verdad, llega a experimentarla de diferente manera, a percibirla como un valor específico. Tal persona se distingue de la gente para la que la creencia es sobre todo un elemento de determinación o alguna forma de existencia. Luego, todo depende de la mentalidad del individuo, de qué y cómo éste determina a sí mismo en esta vivencia.
No cabe duda que al principio, mientras que la persona no logre reunificarse con la vivencia de la Fe a través de la creencia, sería un valor ilusorio. Pero por eso es necesaria la Fe, para pasar por esta ilusión. En efecto, al encontrarnos con cualquier acto de conocimiento, nos encontramos con el valor ilusorio hasta el momento en el que conozcamos lo que estudiamos. ¡Pero! Incluso si hayamos aprendido algo, esto no significa que lo hayamos conocido. Y resulta que seguimos creyendo en que, por ejemplo, hemos terminado la Universidad y ya tenemos la enseñanza superior. La pregunta es: y, ¿hemos conocido esta enseñanza, es decir, llegar desde el proceso de la irracionalidad hasta la racionalidad?
La Fe está bajo el Conocimiento, igual que “yo creo” tiene menos valor que “yo sé”. ¿Resulta que necesitamos la Fe para ir adelante cuando aún no hemos dominado completamente el Conocimiento? Por otro lado, si creemos muy fuertemente en algo, atribuimos a la mostración más cercana a esto o incluso a su materialización y al revés. Y en este caso, ¿resulta que la Fe es una dirección (orientación) de la consciencia (atención)? ¿Tomamos una decisión y luego creemos o primero creemos y luego tomamos la decisión?
El paso de la irracionalidad a la racionalidad no nos priva de la Fe. La Fe es la base de los conocimientos. La Fe nos permite experimentar la experiencia, por así decirlo, los valores inferiores, es decir, ella mantiene a la persona en la sintonización correcta a las acciones siguientes.
La Fe permite a la gente mantenerse en el vector determinado de dirección. Pero aquí siempre debemos recordar que la Fe es nuestra calidad personal y que es una cualidad y no deseo. La Fe no puede acelerar o rebajar, su tarea es llevar. Una persona puede creer en Dios, o en cualquier autoridad, así que vamos a hablar de ella como un valor físico y no como un concepto figurativo. Y, por supuesto, cuanto más fuerte es este valor, tanto más fuertemente uno se apoya en su creencia.
Sin embargo, hay que recordar también que, dependiendo de si estamos en grupo o en acciones de masas, en nosotros se produce una conmutación y a menudo sustituimos nuestra evaluación personal por las valores de la gente que nos rodea. Y aquí surge la pregunta: ¿hasta qué grado nuestra consciencia puede dar una evaluación a nosotros mismos en nuestra creencia? Debemos ser capaces de interactuar con la Fe, sólo entonces aprendemos a usarla correctamente. ¿Qué significa “usarla correctamente”? Esto significa que la Fe debería, ante todo, perfeccionar nuestra vitalidad aquí y ahora, la vitalidad de nuestro espacio.
La Fe siempre ha sido un concepto absolutamente subjetivo, puesto que sin unos recuerdos que la comprueben, no es una Fe. Y esto son simplemente unos cotilleros. Mientras que a una persona no le suceda alguna situación “de arriba” que la compruebe, no puede haber una Fe. Y lo último hay que conseguirse.
El espacio por sí mismo es objetivo, pero nosotros dentro somos subjetivos. Por eso necesitamos la Fe, para llegar a la comprensión del plano objetivo. E incluso no a la comprensión, sino a la capacidad de permanecer en un movimiento a esta dirección. La Fe permite a la gente estar en la experiencia de la vida, lo que no puede permitirse el no creyente, porque una persona no creyente no es receptora.
Sin embargo, al no haber logrado el Conocimiento con la ayuda de la Fe, lo más peligroso es darla determinaciones, ya que de inmediato la contribuimos a la categoría de los conocimientos. Y aquí cualquier reacción a los acontecimientos está preñada de la pérdida de la Fe. Por ejemplo una persona cree en lo bueno y en lo puro y de repente a su alrededor pasa algo que no le gusta y con lo que no está de acuerdo. Esto provoca en la persona una protesta y, he aquí, de inmediato se altera el principio de la Fe. ¿Cómo se puede creer en lo “bueno y lo puro” y al mismo tiempo tener dentro agresión? No hay que defender su creencia a cuenta de la represión no sólo a la creencia de otra persona, sino incluso de sus acciones. Y problema aquí consiste en la incapacidad de la gente de superar la sucesión emocional y energética, lo que le priva de la racionalidad.
La Fe debe, en primer lugar, fortalecer la consciencia y no simplemente permitir a una persona esconderse detrás de algún formato. Es imposible conseguir la Fe: hay que cultivarla. Es ridículo considerar que una persona que no se cuida, que come todo lo que ve, no perfecciona a su consciencia, puede conseguir algo. Al principio debemos ser honestos y luego ya determinar a qué llevará esto. Y necesitamos la Fe precisamente por esto, para pasar por los límites que obstruyen nuestra vida.
En lo que se refiere a los “cotilleros”, en este caso la Fe es innecesaria: cada persona debe asumir la responsabilidad de cualquier palabra que dice, pero para eso además tiene que aprender a operar con el habla como tal. Hoy en día, cuando la humanidad ha dejado de leer y expresar sus pensamientos, pueden imaginarse a qué puede llevar cualquier determinación.
Cuando perdemos la Fe en nosotros mismos, perdemos fuerza. Al creer en algo o alguien, pero sin creer en nosotros mismos, nos engañamos, dado que hoy en día la cosa en la que hemos creído antes no puede justificar nuestras esperanzas. Y se provoca una dependencia de la búsqueda de nuevos objetos en que creer. Es difícil confiar a alguien que dice que fía en ti, pero al mismo tiempo no confía a sí mismo. Mañana puede que éste deje de creer en ti y empezar a creer en otro. Desde el punto de vista de la religión, en cada uno de nosotros vive un pedacito de Dios. Es posible que haya diferencia entre el hombre creyente y el religioso. El creyente es el que cree en sí y en lo que hace, mientras que el religioso es el que le da igual en qué o quién cree: es importante permanecer en el estado de creencia. Creer en sí mismo es la valentía de asumir la responsabilidad de lo que uno hace en su vida.
Para mí la Fe es un elemento de la educación, puede ser formada de los esfuerzos voluntarios, mentales e incluso culturales. Sobre todo es interesante el esfuerzo cultural en el que nos hundimos en el conocimiento a través de nuestra cultura. Es decir, no la aceptamos, sino nos hundimos en ella. En segundo lugar es la disciplina de las acciones y ya después la religión. Aunque si tomamos como ejemplo el Islam, entonces podemos notar la sucesión de las acciones en la Fe en esta Tradición a lo largo de siglos.
El formato impide al cristiano comprender el Islam, ya que damos definiciones antes de haber conocido. El Islam cultiva constantemente la fuerza en sus creyentes y esto ya es una base. Es imposible estar en la Fe sin fuerza.
Todos los milagros en la Fe provienen de una fuerza incluso si esta fuerza ayuda simplemente a reunirse y entonces el concepto de la Fe no puede referirse al aspecto puramente religioso. Si uno no cree en la fuerza del agua clara, va a beber sucia y perderá totalmente la capacidad de creer en lo que está basado, por ejemplo, el hinduismo. Y miren a qué hemos llegado. Hemos dejado de comprender la Fe y al no comprenderla, no podemos respetarla realmente, debido a que cualquier nuestro desacuerdo provocará agresión.
Ya es imposible que la posición determine la tolerancia, hay que trabajar en ella si no la tenemos inherente desde nacimiento. Y aquí, por supuesto, el factor decisivo es el creer en sí, puesto que tarde o temprano nos permitirá llegar a comprender nuestra propia evaluación en la Fe. En este caso hay que darse cuenta de que en su vida, el hombre ha generado un montón de instintos, acciones y reacciones. Al no haber comprendido todo esto, ¿cómo podemos comprender la Fe?
Imagínense solo la forma de la vida en alguna parte de Afganistán o en la metrópolis como por ejemplo Londres. La Fe debe ser superior a las condiciones. Y si en algún pueblo en Asia Central resulta fácil hacer esto, aun no siendo superior a las circunstancias a su alrededor o por lo menos siendo al mismo nivel que ellas, ¿cómo uno puede ser superior a las circunstancias en Moscú sin la fuerza necesaria? Es incorrecto decir que a la persona creyente le da un bledo, de lo contrario, no tendríamos el Sufismo en el Islam, el Dzogchen en el Budismo, etc., cuando de las masas religiosas destacan no simplemente unas Enseñanzas místicas, sino Enseñanzas que adoctrinan justamente a la fuerza.
Y, ¿hay Fe en la vida del cansado hombre moderno común y corriente? La Fe, a mi modo de ver, es cierto tipo de esfuerzo dirigido en el que toda la esencia del ser humano debería recogerse en un movimiento interno unido. El hombre en la actualidad me parece físicamente incapaz de creer. No hay nada que hacer, los pensamientos saltan, las emociones son incontroladas. De hecho, sólo las personalidades de cierto grado íntegras poseen la capacidad de creer. O no es así y ¿acaso justo la Fe debería llegar a ser el esfuerzo mismo que unificara a la gente en alguna integridad?
Hoy en día, cuando la Fe a menudo es más una forma especuladora que comprensible, precisamente hay que poner en ella la atención, no como en algún atributo, sino como a algo que debe llegar a ser un valor para la vida. En realidad la peculiaridad y la importancia de la Fe consisten en que no se puede comprar. Sin embargo, en la actualidad ya se ha hecho un elemento de subasta y empieza a subordinarse al formato exterior, lo que resulta inadmisible para tal tipo de categoría. Y vuelvo a repetir: exterior y no superior. La realización del ser humano en la Fe y el seguimiento de la Fe son dos cosas diferentes. En realidad, supongamos que una persona es débil y ésta necesita la Fe como medio de movilización. Y si a pesar de esto pueda llegar a recogerse, esto significa que la Fe puede convertirse a un puente que lleva a algo más.
Pero aquí tampoco hay que olvidarse de nuestras características naturales. Uno nace con gran cantidad de energía, pero le falta la mentalidad, mientras que otro es mentalmente fuerte, pero como si estuviera para morir. Y aquí nos encontramos ya con el principio de la educación: ¿cómo crear esta integridad armoniosa? Pero tanto para el primer caso, como para el segundo es necesaria la Fe.
El conocimiento de la Fe como un esfuerzo es ya la condición suprema en que la Fe, de hecho, se fusiona con el concepto del Conocimiento supremo. Hoy en día es imposible considerar este concepto igual que lo consideraron incuso 50 años atrás y ni hablar de creer que sabemos cómo trataron la Fe en la antigüedad.
La Fe es un proceso de interacción del ser humano con cierto atributo (o atributos) del Camino Supremo para el logro de las características correspondientes. ¿Verdad?
El principal problema en la comprensión de la Fe hoy en día consiste en la incapacidad de diferenciarla, lo que nos obliga a sustituir a la Fe con una definición y aún más apoyarnos en lo que creían, por ejemplo en la antigüedad. Es increíble, ¿cómo podemos dar definición a una persona que vivió, por ejemplo 500 años atrás, desde e ponto de vista del ritmo de existencia en la actualidad? Simplemente podemos analizar esta vida, lo que de hecho resulta importante para nosotros. No obstante, para hacer esto también hay que saber analizar.
El concepto de interacción es probablemente el más aceptable para el ser humano en la actualidad. Es que, al “tener asuntos” con la Fe, nosotros, en primer lugar interactuamos con nosotros mismos. Luego ya, dependiendo de la comprensión de nuestro interior y exterior, podemos crear puentes. Al fin de cuentas, resulta muy fácil decir por ejemplo: “¡Yo creo en dios!”, pero en realidad es un duro trabajo, cuya realización puede tomar una vida entera. La Fe debe convertirse en un proceso y no ser una aplicación formal a nuestra existencia.
Ha dicho que no estoy listo para aprender y ahora parece que sé por qué. Incluso temo en confiar en la gente y a menudo caigo en las manos de estafadores por lo que temo en confiar aún más. ¿Qué me aconsejaría para salir de este círculo vicioso? Y dos preguntas más acerca de la búsqueda de lugares donde se puede aprender algo: ¿cuál es su opinión del cosmo-energético (me refiero a los alumnos de W. A. Petrov)? ¿Se puede aprender algo de ellos? ¿Se puede aprender algo en el monasterio de la escuela Kwan Um?
Hay que aprender a confiar en sí. Es que incluso el Profesor más perfecto resultará incapaz de enseñar algo a alguien, mientras que éste no empieza a seguir el ritmo de la práctica. Y se necesitan años para lograr esto. No hay que hacer de su desarrollo un fast-food, de lo contrario la vida misma se convertirá en fast-food. Hay que ir comprendiendo poco, pero cada día. Cree en sí, en que pueda comprender lo que queda incomprendido y trabaje cada día en esto. De lo contrario sólo defenderá su incredulidad debido a su debilidad.
Entienda que el desarrollo empieza con el ajuste y el ajusta con la Fe. El lugar donde uno va a desarrollarse no debe estorbarle, lo que significa que cualquier lugar fuerte está destinado para los Maestros y no para “someterse” a la siguiente inyección energética.
En lo que se refiere a la escuela que ha mencionado, no comento y no doy definiciones a las acciones de otras personas. Cada uno asume la responsabilidad de sus actos. Pero entienda que lo más importante no consiste en qué es lo que hace, sino en quién le ajusta correctamente al conocimiento. La capacidad de aprender es mucho más importante que la cosa que estamos aprendiendo.
¿Pertenece la Fe a la categoría espacial?¿De verdad gracias a ella, somos capaces de mantener la imagen del mundo? Yo ya he preguntado, pero ahora mi pregunta se está formando más simplemente: toda nuestra vida en este espacio se basa en los axiomas (igual que cualquier tipo de geometría). Sin esto es imposible el desarrollo y la demuestra del teorema. De hecho, el axioma es nuestra Fe en la que estamos construyendo nuestra vida. Existe la geometría euclidiana en la que como axioma dos rectas no se trazan y existe también la geometría de Lobachevski en la que todo está al revés. Tanto la primera, como la segunda mantienen la aprobación creída a pie juntillas. Lo correcto y lo incorrecto deben tener un punto cero entre sí y esto es la Fe. Así que estaría fenomenal encontrar este punto, el más “ecológico” para nuestros aires y espacio, pero qué le vamos a hacer…
No hay que encontrar nada, hay que trabajar constantemente, pintar, trazar, andar, contemplar y estar dentro de las acciones. Y el resto de las cosas está en su pregunta.
Uno puede creer sinceramente y engañarse y puede no creer y también engañarse. ¿Hay diferencia y en qué consiste la verdad?
La sinceridad no es la verdad, debido a que nos permite engañarnos. Pero la sinceridad nos purifica de las mentiras, por eso es importante para nuestra purificación en el camino hacia la verdad. Es imposible creer no sinceramente, pero en este caso hay que darse cuenta de que aquí hay limitaciones. Por eso no hay que temer engañarse, hay que temer la inacción. La gente incluso en sus características de adultos siempre permanece en diferentes criterios de la verdad y no hablamos ya de definiciones. No hay que ir acelerando cuando el auto y así está yendo.
La Fe es una semilla, un tesoro, calidad que primordialmente radica en la esencia misma del ser humano. Es como el Amor y la Esperanza. Son semillas que crecen únicamente a un cuidado precavido, trabajo minucioso y sólo en un suelo preparado. Esto es un nivel del espíritu humano, es un nivel que incluso pueda quedar no alcanzado para toda nuestra vida, persiguiendo solamente unos llenados externos. Estas tres semillas crecen juntas, echando raíces en la profundidad misma del alma humana, formando poder del espíritu.
No hay que confundir la Fe con la esperanza y el amor. Esto es el equívoco más grande.
La Fe, en primer lugar es un recurso mental que deber seguir siéndolo. En lo que se refiere a la alimentación del espíritu, incluso aquí podemos conectar estos tres conceptos. Pero la Fe es un equivalente a nuestra mentalidad y la mentalidad es equivalente a la vida.
La esperanza es un equivalente al humanitarismo, el humanitarismo es equivalente al desarrollo. Y si hemos conocido este equivalente, entonces podremos conectar estas tres semillas.
La Fe es una fuerza y al basarse en ella, el ser humano va al final, sin importarle nada, igual que tampoco le importaba a Che. A menudo recuerdo los últimos cuadros del documental sobre él, en que Che está tumbado en la tierra con los ojos abiertos mirando al cielo y con la cara de una persona feliz.
Me veo obligado a apesadumbrar sus juicios. Y aun siendo, en cierto sentido, un seguidor del Che, debo admitir que éste nació feliz originalmente y pudo conservar esto durante toda su vida. Hoy en día poca gente nace con la felicidad inherente y aún menos logra conservar este ingrediente. Por eso, hay que saber aumentar la felicidad y no simplemente luchar por ella. Es imposible construir nuestra felicidad sobre la desgracia de otra gente. Por eso Che es una fórmula a la que no hay que darle definiciones lineales.
Y, ¿qué importa en qué estamos creyendo, si la Fe nos ayuda a salir del modo browniano (aleatorio) de vida y lograr la existencia íntegra?
Es importante no en qué está creyendo uno, sino ¡cómo!
La Fe es como un engranaje del mecanismo de la formación y el movimiento del ser humano. La pérdida de la Fe es más bien una opacidad, incapacidad de ver la esencia y la realidad de las cosas que pasan, un fallo en el sistema navegador, pérdida de la dirección del movimiento en el espacio. Si nos cubre una avalancha de nieve, debemos concentrarnos, despejar el espacio a nuestro alrededor, como mínimo babear para entender dónde está la tierra y dónde está el cielo, adónde vamos. Y cuando perdemos la Fe en nosotros mismos, ésta empieza a depender de las reacciones, llegando a ser impulsiva. Ella deja de ser incondicional y una Fe sin amor es fanatismo, pasión.
Necesitamos la Fe no para encontrarla o perderla, ella es un compás. Y si la hemos perdido, entonces esto significa que nunca la hemos encontrado. La Fe es el paso de un río: si uno lo he pasado, aun obligándose a olvidar esto, éste ha realizado una acción y ha pasado a su vida de un formato a otro diferente. Incluso los antiguos no permitieron tal interpretación tan primitiva de lo que hoy llamamos Fe, puesto que comprendían el formato de la vivencia que se determinaba por la eternidad y no por unos pedazos temporales. Y el fanatismo y la pasión no son incomprensión de la Fe, sino un afecto provocado por cualquier otra cosa, pero no por la Fe. Y el problema aquí surgió cundo se iniciaron las Cruzadas, cuando empezaron a mezclarse los conceptos de la Fe y el conocimiento. Determinar en la actualidad si esto es bueno o malo resulta difícil, pero ya es un hecho, se ha formado una tercera fuerza: la reacción a la Fe.
¿Por qué la Fe es un asunto privado a cada persona? Yo creo en mí, por ejemplo, pero no soy capaz de creer en lo que veo, ya que no veo la fe misma en alguien o algo. Diga, ¿acaso esto significa que para mí otra vez la Fe resulta un asunto privado? ¿Está relacionada la Fe con la decepción, la resignación, la felicidad, el optimismo? ¿Es la Fe un tipo de falta de deseo de saber qué es la verdad? Distancia en la percepción y en la concepción del mundo del creyente y la persona religiosa… En el sufismo la Fe está entrelazada con miles de nudos con el amor, el control de la razón, la sabiduría y es imposible sacarla de una unidad independiente.
La Fe es un concepto personal, dado que debe llevar a la claridad y la determinación. Por supuesto, cuando no criamos a la Fe sino vivimos sólo en determinaciones que estamos creyendo, entonces debemos estar preparados por la decepción. ¡Nosotros no hacemos hada! Ya he dicho que la Fe es un ajuste, ella debe incrementar y formar la mentalidad. Es imposible con una cabeza incapaz de oír, fijar y estar atenta, sacar su Fe del cobertizo estropeado.
En cuanto a la persona religiosa, pero religiosa de verdad, entonces ésta vive en disciplina de las acciones y su modo de vivir y la Fe son dos cosas inseparables, o aquí tenemos un ajuste a las propiedades superiores y si esto no es lo todo, por lo menos es mucho. Pero incluso la comprensión del creyente y del creyente religioso es un jeroglífico complicado para mucha gente, debido a que llega a esconderse detrás de oraciones generales, pero no experimentadas que en realidad alejan al ser humano de la Fe en vez de acercarle a ella. La Fe es una cosa sola, pero es espectral.
¿Qué es el Alma y qué es el Espíritu en el ser humano?
Esta es precisamente la razón por la que la Fe debería ser algo individual. Solo al ajustarnos y pasar por un camino determinado, podremos conocer la naturaleza del alma y el espíritu. Estos dos conceptos no deben tener un carácter filosófico, ya que es un hundimiento práctico en nosotros mismos en que somos capaces de conocer la naturaleza del espíritu. Mientras que no entendamos la física del alma y el espíritu, una charla acerca de estos conceptos sólo nos alejaría del conocimiento de por qué cosa hemos venido a la Tierra. La cuestión de “ser” o “no ser” es una cuestión para la gente perezosa que ha dominado el habla pero le falta la cosa capaz de hundirle en su esencia.
¿Creer en sí mismo es la base de esa Fe? ¿Hay diferencias entre la comprensión de las mujeres y de los hombres? ¿Es un don de la naturaleza o se educa? ¿Qué es la herramienta para fortalecerla?
<Sí, precisamente de esa manera debe comenzar el camino del conocimiento de la Fe. Creer en sí es la base del conocimiento de la Fe. La Fe es una substancia que está fuera de la nacionalidad, fuera de la cultura, fuera del género. Ella es superior a todos el mundo y al mismo tiempo está dentro de todo el mundo. El que creer de verdad se apoya en la vivencia de la Fe y no en su definición, ni mucho menos de su comparación.
La Fe del musulmán, del cristiano o del budista no puede ser mejor o peor. O la hay o no la hay. Los que dividen la Fe en partes empiezan a venderla y esto se educa. Indudablemente, si una persona ha nacido más íntegra por su naturaleza, entonces la Fe se mostrará rápidamente en ella. ¿Por qué? Porque el cerebro no permanece en oscilación y las acciones de este individuo son lógicas y consecuentes. Así que el elemento del fortalecimiento es el trabajo por el que se esfuerzan los sufís, los hasidim, los alquimistas, etc., por así decirlo, corrientes auxiliares que a menudo se enfrentan a problemas de la percepción indirecta de su búsqueda de los que se guían por las definiciones y no por los procesos.
Tomemos por ejemplo una persona creyente, pero no educada y una creyente, pero educada. ¿Pueden llegar a entenderse? ¡Sí! Si han conocido realmente la vivencia de la Fe. Porque tal vivencia puede conocer sólo una persona íntegra. Pero cuando tenemos alteraciones naturales u obtenidas, ellas enseguida provocan un conflicto. Hoy en día al ser humano, al principio hay que recuperarle, luego ajustarle y únicamente después ya dejarle ir andando por el camino de la Fe. De lo contrario, ¿cómo lo haría?
Si una persona se está desarrollando harmónicamente y alcanza el estado de la Naturalidad, entonces ¿necesitaría algún tipo de creencia, además de creer en sí misma?
Si una persona hubiera conocido de verdad la Naturalidad, entonces no plantearía tales preguntas. En el camino del conocimiento no se puede prescindir de la Fe, la Fe está en la Naturalidad.
¿Qué mató la Fe en la gente? ¿Puede ser la falta del análisis y la reacción como la solución más fácil de cualquier situación?
La Fe en la gente se está destruyendo debido a muchas razones. Puede ser por una razón física, cunado incluso el consumo de Coca-Cola alterando el proceso del metabolismo, priva al cuerpo de su actividad energética normal y junto con esto le priva de la capacidad de percibir, por ejemplo, el sabor. ¿Puede creer una persona a que le falta el sabor? Creo que no, puesto que la presencia del sabor es un indicador como mínimo de escucharnos a nosotros mismos.
Las alteraciones pueden ser mentales, relacionadas, digamos, con las llamadas constantes, cuando el teléfono altera cierto orden de la vida. En general, en la actualidad al ser humano le basta con una sola cosa para desviarse de sí mismo. Y si uno no representa a sí mismo en su propia vida, entonces éste está fuera de la Fe personal. En el mejor de los casos, solo representa una parte del pensamiento común.
En el sentido más amplio, la Fe es una especie de fuerza de la mente humana, precisamente la humana. ¿Qué alimenta esta fuerza, cuál es su fuente? La simple frase “Yo creo en mí mismo”, ¿en qué creo? ¿Acaso en lo que soy? Lo que yo soy no me conviene mucho. Yo quiero ser mejor. Y entonces yo creo en mí, de lo contrario no pasará nada y lo sé esto. ¿Qué es esto? El conocimiento y la Fe son dos conceptos completamente diferentes en su sentido. El conocimiento es lo que ya sabemos y la Fe en este caso, para mí es el estado antes del conocimiento, lo que todavía no está, pero que obligatoriamente debe ser, pasar, venir. De lo contrario todo pierde sentido. ¿De dónde viene la Fe? La primera respuesta: de los sueños no realizados y los sueños de un brillo de conocimientos acerca de las tareas que tuvimos antes de nacer. Yo sé que no le gusta el vocablo “sueño”. Mi “sueño” parece a su “pasado mañana” o incluso a “después de pasado mañana”. Así, ¿de dónde proviene la Fe”? y no me refiero sólo al creer en sí mismo, sino en general, como fuerza.
Debería ser así, pero hay que comprender la mostración suprema de la Fe. Ella está más allá de los límites del conocimiento del ser humano y en este caso su representante puede quedarse en la Fe. Es decir, si uno alcanza la revelación suprema, la iluminación, entonces surge la pregunta: y, ¿tendrá la fuerza de concebir conscientemente este proceso? Una cosa es lograr el estado de Nirvana y otra diferente es manejar este estado. Pero, en realidad mucha gente ya nace, por así decirlo, “iniciada” en todo tipo de estados. Así que esto hay que aclararse con mucho cuidado.
De hecho, cada pasionario ya nace con inherentes indicadores de su Fe mucho más elevados que los de la gente no pasionaria. La Fe es una fuente que cada ser humano debe conocer. Su realización se basa, por así decirlo, en el campo terrenal, en el que superamos algo, en el campo humano, en el que aprendemos a conocer y en el campo celeste, en el que salimos más allá de los límites de la equivalencia. Si no comprendemos estos tres campos, entonces no lograremos comprender el objeto del conocimiento y el objeto de la Fe. Precisamente esto ha creado la ciencia suprema, la alquimia, cuando la experiencia ha fusionado la Fe y los conocimientos. O no ha fusionado.
En la vida, observando diferentes parejas, he notado que si la mujer cree en su hombre (y la creencia y la fidelidad son lo mismo o lo segundo proviene de lo primero), entonces el hombre más firmemente se comporta en la sociedad y en general, es más realizado. Luego me enteré de que en los conocimientos védicos, el momento de la creencia de la novia en su hombre se considera muy en serio. Y, ¿resulta que la Fe es una corriente de energía específica que, teniendo dirección, está llenando el objeto al que está dirigida?
Sí, es precisamente así, pero aquí hablamos del ajuste del primer campo en que lo más importante es, ante todo, reducir el porciento de la pérdida.
No era muy precisa en el modo de expresarme antes y no sólo en el modo de expresarme, sino tampoco en el tema. Yo debo aprender a razonar, no desviarme del tema, pero mientras estamos aprendiendo a hacer lo que no podemos hacer, parecemos tontos y la experiencia de interactuar con Vd. me permite aprender. Estoy aprendiendo muchas cosas que antes era incapaz de hacer. Así, la Fe como un concepto en relación con lo divino o además con algo sobrenatural, algo superior a la comprensión. Y la Fe no es una propiedad de la consciencia humana. El ser humano es capaz de creer y la capacidad de creer genera alguna fuerza. No sé qué tipo de fuerza, pero supongo que todos los Egrégores se mantienen de esta fuerza, se alimentan de ella. Por otro lado, es famosa la expresión: “Si tienen fe del tamaño de un grano de mostaza, dir2án a esta montaña: ‘Transfiérete de aquí allá’, y se transferirá”. ¿De qué tipo de Fe se trata aquí? al parecer, en su forma absoluto. Y, ¿qué simboliza en este caso el grano de mostaza? ¿El grado de la concentración de la fuerza? ¿De qué consta la fuerza de la Fe? Ésta también está relacionada con la fuerza de la idea. La idea debe poseer su propia fuerza, “las ideas gobiernan al mundo”. Dice lo siguiente: “La Fe debería ser un acto concebido y profundamente personal”. Es decir la relación “pensar, hablar y hacer” ya debería ser firme en el ser humano. Sólo atravesando este límite, una persona sería capaz de creer en verdad, o sea su Fe posee fuerza.
La Fe no presupone el concepto de “tonto”. En cuanto a la Fe de la que habla, se trata de la fuerza de transformación o reunificación en que reunimos el esfuerzo con el conocimiento. Es cuando hemos alcanzado la cualidad de conocer esto, que aun creyendo en él, no lo hemos comprendido. El resto de las cosas, sí, son precisamente como ha dicho.
Cuando empecé a entrenar, hace unos años, las tareas de comparar mis sensaciones con el estado del cuerpo me hicieron dejar la idea de la orientación a Dios. En vez de es esto, comencé a creer en la práctica y en mi Maestro. Recientemente, ha mencionado el Dios como cierto código. ¿Qué relaciones puede establecer una persona que entrena con el Dios?
Hablar de Dios desde el punto de vista de la creencia hay que ir con mucho cuidado. Muchos dicen “Dios” sin dotar este vocablo de poder, es decir privándose de la actitud mínima hacia este concepto. Para mí dios es una matriz, una matriz viva con la que me encuentro cada día. Si a uno le importa un aspecto, un lado determinado de Dios, a mí me importa el espacio del Dios.
Dios, aunque parezca extraño, necesita gente fuerte, que pueda, como mínimo, ajustarse a él. Sin embargo, la discusión general acerca del dios en términos de la Fe es incorrecta, puesto que en este caso nos ponemos superiores al superior supremo. Por eso, tenemos que conocer la Fe en el nivel en el que estamos, mientras que el resultado de la Fe o la Fe suprema en el nivel en que nos puede llevar nuestra comprensión inicial.
Razonar acerca de la Fe superior, sin haber conocido su propiedad inferior significa nunca llegar a conocer la verdad en el conocimiento de la Fe. Esto es de suma importancia precisamente hoy en día, cuando mucha gente bajo el eslogan de la Fe, usurpan la libertad del ser humano.
La creencia en Dios, por ejemplo en América Latina es muy emocional y a menudo se mezcla con muchas corrientes sincréticas. La gente en Latinoamérica tiene que creer en la religión, si quiere. Mientras que en el Occidente, la gente en su pensamiento racional ha perdido la sensación de la vida, podemos decir incluso, la han vendido. Para mí es importante la conformidad que realiza en una persona el derecho de autodeterminación o la permanencia en la disciplina de las acciones, relacionadas con la Fe. Y ya después debemos considerar los aspectos de la Fe: sociales, culturales, familiares, religiosos o incluso científicos. Miren solo cuántos descubrimientos han hecho y cómo todo el mundo creía en estos conocimientos y luego resultó que las cosas no son como son. Por eso hay que saber suponer y ya después tomar algo por sentado. Y tenemos que admitir cualquier cosa hasta el momento de la revelación de la verdad.
Creer en sí mismo es igual difícil que amar a sí mismo. ¿Qué pasos uno debería hacer sistemáticamente para alcanzar la fe y el amor a sí mismo?
Creer en sí y amar a sí son dos cosas que debemos experimentar. Es una prueba de consolidación de nosotros mismos. Al no haber conocido a sí mismo, es imposible conocer el espacio. En realidad, al conocernos a nosotros mismos, al fin de cuentas, estamos realizando también lo más fundamental, recordamos las cosas qué hacemos.
La Fe, probablemente, no es una fuerza, sino es una propiedad de la consciencia humana y como tal, ésta está presente en cada individuo. Y aquí, en mí el concepto de la Fe, igual que el grano de maíz explota y se convierte en popcorn. Explotan las preguntas. ¿Qué es la propiedad? ¿Qué otras propiedades uno puede determinar en su consciencia? ¿Cómo está organizada la mente para razonar acerca de sus cualidades? Y, ¿cómo son las cosas desde el punto de vista de la Geometría del cerebro? Lo más simple que puedo decir es que parece que la Fe es el centro de una forma voluminosa. Quería decir simplemente esfera, pero pensé en que también el cubo y cualquier otra forma tienen centro. Y el centro, ¿es una propiedad? Parece que todo debería estar en el centro y entonces resulta que la Fe es un concepto universal. Y sólo he tocado su primera frase “la Fe hoy en día se ha convertido en un concepto universal”. Pero, por otro lado, si es un centro, entonces el concepto de la Fe siempre ha sido universal. Puede que me equivoque. La paradoja consiste en que precisamente con Vd. no temo equivocarme igual que no temo nada en general. Tal vez, ¿esto significa que creo en mí?
Cualquier tipo de definición y aún más en cuanto a las defunciones de la Fe, son difíciles y al mismo tiempo importantes para nuestro ser, dado que debemos, como mínimo corresponder con los conceptos de estamos formando. Podemos determinar la Fe tanto desde el punto de vista de las propiedades, como de la Fe, pero únicamente después de haber desarrollado un esfuerzo que nos permita estar dentro del proceso de la transición. En realidad si usamos la Fe, entonces esto significa que vamos andando hacia un nuevo formato de ser y, en consecuencia, debemos percibir esta transición. Entonces conoceremos la eternidad de la Fe y junto con ella también sus propiedades.
Al tratar de pensar un poco acerca de lo que ha dicho de la Fe, he destacado de las palabras de introducción ciertos momentos: a mi parecer, básicos en las designaciones o las aclaraciones del concepto de la Fe:
Volviendo atrás en mi vida puedo decir que creía en cada persona, cuyas palabras encontraban una resonancia interna en mí. Pero a este Fe le llamaría credulidad o incluso ingenuidad. Pero en esto faltaba hasta un germen de análisis: y, ¿por qué yo creo y quién es la gente a la que creo? Es decir, toda mi creencia era subjetiva, basada en la experiencia puramente intuitiva. Pero si empezamos a buscar más profundamente en esta intuición, entonces no puedo dar una explicación lógica hasta hoy en día. Y si, por ejemplo, mi intuición es únicamente mi percepción y una persona que está a mi lado va a percibir la misma situación de diferente manera, ¿qué pasa entonces? O sea, resulta que no puedo apoyarme ahora en mi Fe, basada sólo en un principio intuitivo, en que me parece que algo es así, en la percepción interna.
Entonces traté de establecer algún inicio lógico, basado en el principio que me ayude aclararme la cosa en la que creo. Yo pensaba así: nuestra Fe debe convertirse en algo más claro para nosotros, es decir la cosa en la que estamos creyendo debe ir poquito a poco realizándose. Aquí me gustaría usar el vocablo “medida” así como la entiendo. Me lo imagino como si fuera un escalera en la que estando en el primer escalón podemos ver solo una parte de la escalera y luego nuestra Fe nos ayuda hacer otro paso. En el siguiente escalón debemos sopesar nuestra Fe (evaluar si hay algunos cambios en nosotros o en nuestro alrededor), igual debemos sopesar adónde y cómo vamos según nuestra creencia. Y, he aquí estos cambios deberían pasar de una manera harmónica y proporcional al modo de escalar en nuestra Fe. Pero hasta hoy en día no me deja en paz la cuestión de, ¿hasta qué grado resulta oportuno percibir la Fe intuitivamente en su comprensión (especialmente para las mujeres)?
Lo más importante es saber confrontar. Podemos creer, confiar y hasta un momento determinado no podremos escapar de esta situación. Pero si no hemos desarrollado en nosotros la habilidad de manejar nuestra consciencia, entonces nos quedaremos con nada. Aquí incluso no es importante tanto la respuesta como el análisis de esta cuestión, lo que aun siendo muy cómodo, nos obliga a tomar participación en el proceso de la comprensión de la Fe. Es la cosa a la que llamo educación. La educación no es de tener información acerca de algo, sino la capacidad de confrontar, comparar y correlacionar.
La misma intuición debería ser subordinada, ante todo, a la escucha. En realidad, ¿qué es la intuición? Es lo que nos llena, si quieren, nos satisface o no. Es muy estrechamente ligada a la naturaleza del ser humano. Pero sin la capacidad de escuchar es nada. ¿Apoyarse en ella o no? La cuestión consiste ya en si somos capaces o no de manejar la escucha, es decir darle algún sentido.
Y en el contexto de la pregunta, aparece el problema más importante: la humanidad no comprende en realidad el sentido fisiológico del manejo con su cerebro teniendo, digamos 7, 14, 21 e incluso 28 años. En efecto, cuando decimos a un niño de 7 años: “¡Qué niño o niña tan inteligente!”, entonces incluso no nos damos cuenta qué tontería decimos. ¿Cómo puede ser inteligente cuando no le ha madurado el cerebro, cuando no tiene desarrollado el arte de manejarlo? Luego, aquí surgen los problemas cuando empezamos a llenarle el cerebro con información en vez de desarrollarlo. Y en este momento, tal vez, yo mandaría a todo el mundo a Aristóteles, que vayan a comprender la naturaleza de la mente.
“Podemos creer sólo si somos capaces de creer…”. ¿Qué quiere decir con “capaz de creer”?
Ser capaz de creer significa crecer en la Fe y no crecer con ella.
¿A qué lleva la creencia en lo incorrecto o en lo innecesario? ¿Puede surgir en general una creencia en lo innecesario? Por ejemplo, el chico tuvo un sueño, lo recordó y lo convirtió en un anhelo en cuya realización el chico ha gastado todo lo posible, enganchando todos los adultos a su alrededor. Como resultado, esta realidad ha empezado a formar posibilidades para la realización de este sueño. Al mismo tiempo, la realización del sueño consiste eyn el cambio de la percepción de sí mismo. ¿Con qué la Fe verdadera se distingue de tal esfuerzo continuo tenaz del chico por realizar este sueño? ¿Cómo comprender esta distinción y es necesario comprenderla? ¿Tal tipo de esfuerzo del niño puede convertirse en la premisa para una creencia verdadera o al revés, está formando barrera?
Lo innecesario empieza cuando, al no comprender la naturaleza de la Fe, comenzamos a darle definiciones. En lo que se refiere a los sueños, entonces esto es una fantasía de los adultos y no del niño. Para el niño, el sueño es una realidad que no puede estar ni en el pasado, ni en el presente, puesto que el niño vive ahora, si, por supuesto, no le han destruido el ajuste.
A mi parecer, para creer es necesario tener una imaginación desarrollada, o sea corresponder a una frecuencia determinada. Y dado que la mayoría de la gente no tiene desarrollado su fantasía, entonces reacciona a la Fe. Por otro lado, la pregunta “¿Por qué?” destruye la Fe. Ya surge una idea que en su frecuencia es superior a la Fe. La pregunta: ¿en qué frecuencia existe la Fe y a quién está motivando?
La Fe no debería motivar a nadie, es un puente a la realidad. Y su frecuencia depende de las propiedades del creyente.
En el artículo Yoga Sufí, dice que el conocimiento debe llevar al buscador a la Fe firme e inalterable, que la Fe no puede ser limitada, ya que primordialmente es absoluta. Teniendo en cuenta que el camino de los conocimientos es tan largo como la vida misma y si la Fe no me es absoluta, ni firme, ni inalterada, entonces, ¿qué modos puedo usar para hacerla ser así? ¿Qué tipo de herramientas me ayudarían a fortalecerla?
Aquí me apoyo en los fundamentos del sufismo. No puede haber una campaña por la Fe, puede haber una campaña en la Fe. Al principio tenemos que creer en que la Fe podría aparecer sólo si tenemos el cuerpo y la consciencia puros. Y estamos trabajando en esto. Luego conocemos la Fe como fuerza y trabajamos en la disciplina de las acciones que nos salvan de las abstracciones. Por ejemplo, una persona no puede razonar acerca de la Fe si pasa su tiempo en pereza. Luego, la Fe debería pasar por el fortalecimiento del enfoque. Y aquí viene lo más importante, puesto que el verdadero creyente no debería engañarse en la Fe independientemente de los altos niveles a los que se referiría. La persona tiene que reunirse con ella, para cuya realización se necesita una consciencia fuerte que empieza con el Arte de enfocarse y mantener la mente en el límite necesario de la Fe.
Todos vivimos en la sociedad, o sea entre la gente. Cada parte determinada de su tiempo, el ser humano hace cierta elección en sus acciones y el conjunto de estas acciones se componen en una cadena de acciones, dependientes de la elección de los personajes. Resulta que todo el mundo está en una conexión mutua de sus acciones. ¿En qué podemos creer, en esta situación, si 98% de la humanidad hace su elección basándose en la pereza? Incluso no en la falta del desarrollo, sino precisamente en la pereza.
El problema, desgraciadamente, es mucho más profundo. Hoy en día, cuando consumimos una gran cantidad de productos mutados, tomamos un agua de origen raro, no nos involucramos en el acto del conocimiento de la vida y dependemos de las reacciones. El cuerpo, la energía y la mente no desarrollados han creado ya una toda generación de gente débil a la que es mucho más difícil educar y desarrollar que a la gente que nació 30 años atrás, cuando el ritmo de la vida y el medio ambiente no descomponían tanto al ser humano. En la actualidad a la mayoría de la gente simplemente le falta fuerza para existir.
La pereza ya es una consecuencia por la falta de fuerza y la educación ignorante. Y, por supuesto, estoy hablando a la gente capaz de plantearse preguntas y no a la que ya es incapaz de escuchar, leer y simplemente poder prestar atención a lo dicho: para la Fe hay que tener una conciencia abierta y no cerrada. Y lo más triste para la humanidad consiste en que no se da cuenta de que la forma de pasar su tiempo, la comida y la educación que obtiene hoy en día, cierran su mente y no la abren.
Es ridículo pensar que el que entiende de ordenadores y es capaz de tocar rápidamente la tecla es una persona educada, ésta es simplemente un apéndice a esta tecnología. Manejar la consciencia y usar información son dos lados separados que para muchos en la actualidad se quedarán desconectados. La humanidad es una biomasa o incluso masa vegetal que está diluida por la masa técnica. Es un coctel peculiar. Muchos pueden estar de desacuerdo conmigo, pero el ser humano es el que, en primer lugar, se está perfeccionando. Éste es el único modo de perfeccionar el espacio y no imponerlo nuestras reacciones incluso si son muy altas. La humanidad desde hace ya mucho tiempo vive según la ley de “en contra de” y no “en favor de”.
“Cuando perdemos la Fe en nosotros mismos”, entonces (según mi experiencia) empezamos a buscar el Salvador y al obtener la fe en Dios, según las oraciones encontramos El Camino hacia el Maestro y según los libros, hacia los Maestros. Al conocer la última traducción de “Tao Te Ching” hecha de Malyavin:”Pisoteando la muerte por la muerte” que suena muy a la Taoísta. Mi pregunta: El problema para mí es inferior, se refiere a la ejecución correcta de los rituales ortodoxos (es la religión de mis antepasados), precisamente los funerales y los conmemorativos. En realidad esto es una conexión entre los mundos.
No me gustaría abordar ideas superiores a la Fe, ya que trato este tema como un investigador, donde para mí es importante, ante todo, el conocimiento de la Fe y no su seguimiento. Para este fin existen bastantes instituciones calificadas a las que puede dirigirse. Sin embargo, para mí es importante la pregunta: ¿quién es el creyente?
Cuando estoy mirando al padre David, el abad del monasterio Alaverdi, yo veo un verdadero representante de la Fe superior. ¿Por qué? Porque no es superior a mí, sino es junto a mí. Es decir, para mí es importante el camino de la persona en la creencia y en el análisis acerca de hasta qué ha llevado este camino. Y no importa si voy a seguir a esta persona o no, es importante creer de verdad. De esa manera, lo correcto empieza no con la repetición de los rituales antiguos, sino con el conocimiento del ritual en general. En realidad, de hecho, una persona que está dentro de la Fe ha subordinado a su viada en el ritual.
No podemos estar en la Fe sin la disciplina de las acciones cotidiana. No podemos estar en la Fe si no podemos servir, en el primer lugar, a nosotros mismos. Y en cuanto a la muerte, primero hay que aprender a vivir. Hoy en día, cuando muchos mueren mientras están físicamente vivos (lo que significa que no han tomado control en su consciencia), es importante al principio comprender el ritual de la vida.
La Fe es un esfuerzo. Podemos creer tanto en nosotros, como podemos creer en el espacio (la divinidad de lo todo). Dicho más simplemente la Fe se manifiesta a través de los símbolos de Dios, Alá, Buda, Lao Tsé. La Fe es la cualidad del espíritu que da impulso a la voluntad. Con la ayuda de la voluntad, podemos hacer un esfuerzo. Los esfuerzos correctos llevan a las frutas que alimentan la Fe. Resulta que sin la Fe podemos tener sólo una forma animal de existencia, puesto que el desarrollo está relacionado con la Fe. Esto fue un intento de análisis. Pregunta: ¿Cómo cultivar la Fe?
Ya hemos hablado acerca del cultivo de la Fe, pero la cuestión de la creencia en el espacio es muy importante. Para creer en el espacio, hay que saber conocerlo. Para la gente en la antigüedad el espacio era vivo, por lo tanto le trataban como una parte del Universo, comprendían y lo más fundamental, sentían su esencia. Para los antiguos la vida no era limitada por indicadores temporales en la Tierra y la consideraban desde el punto de vista de la eternidad, de lo que provenía la idea de la conservación del alma dentro de estos indicadores temporales. El hombre no “robaban” el espacio, sino lo llenaba y toda su vida era subordinada a aquello.
La capacidad de interactuar con el espacio era un camino a la interacción con materias más altas, lo que les permitía acercarse a lo que yo llamo la Fe superior. ¿Cómo una persona puede hablar hoy en día de interacción con el espacio cuando está cultivando en sí el odio, la maldad, el engaño destruyendo la naturaleza de nuestro espíritu? Es increíble solo observar cómo la gente engaña el espacio a su alrededor y luego empieza a operar con el concepto de la creencia.
Mientras que la gente no empiece a trabajar en sí y sienta físicamente la energía destructiva de sus acciones dirigidas contra el espacio, el camino hacia la Fe será cerrado para ella. Hoy en día, disculpe, pero la Fe ya no es incluso un tema psicológico sino una cuestión médica. Por eso aquí no podemos prescindir de creer en sí.
Me doy cuenta de que una persona pretendiendo, por ejemplo, que es un “ortodoxo Ruso”, pero sin guardar en este caso el ayuno y sin tener su padre espiritual, en el campo de la Fe no es nada. Pero si lo cumple todo lo necesario en el formato de su creencia y su Fe es la Fe de sus antepasados durante mucho tiempo, entonces ¿podemos decir que se desarrolla correctamente?
Si ayer la Fe de una persona no se apoyaba ni en sus antepasados, ni en el espacio, ni en la nacionalidad, sino fue elegida aleatoriamente, por ejemplo un budista de Podmoskovie, entonces ¿puede esta persona desarrollarse en este Egrégor sin abandonar su patria? ¿Es la creencia en sí el apoyo suficiente para el desarrollo? Yo me lo imagino así: “Yo no sé qué soy, pero creo que represento algo guay”, lo que en general me inspira. O el principio de Thelema: “Haz tu Voluntad será toda la Ley” y quién precisamente en mí quiso algo concreto y cómo hacerlo ya es un tema de largas meditaciones invernales. Resulta que cada tipo de Fe es una receta o cañamazo a través del que uno puede ir perfeccionándose.
En principio, una persona puede hacer esto por sí misma, sin intermediario, pero no cada ser humano tiene talante en esas cosas y aquí la Fe le puede dar la pista necesaria. Y tal pista podría ser la orientación a los ideales: héroes, Dios, el mundo perfecto, que podría ser construido por los humanos perfectos. La descripción de este ideal, su forma de vida, lo que le rodea, todo esto es un mito, es lo que no existe hoy en día, pero si creemos que antes eso existía (y como consecuencia podría ser en el futuro), entonces esto ya es una orientación.
Vivimos en unas condiciones en las que el ser humano ha perdido la Medida de su respiración, la Medida de su paso, la Medida de su vista, la Medida de su escucha. Todo esto fue una realidad incuso 200 – 300 años atrás, cuando la gente aún pudo representar el espacio y seguir el principio del desarrollo totémico o del Egrégor. Hoy en día han cambiado las propiedades de nuestra consciencia. No es que se haya mejorado, pero se ha hecho más floja, lo que, por un lado ayuda a perderse y por otro, operar con ella, si tenemos la posibilidad de tomar el control sobre ella.
Resulta que no podemos operar con la Tradición, puesto que no correspondemos con su naturaleza. La Tradición no es un lugar, es un Ritmo que forma la ley de las acciones, la ley de las acciones en la actualidad no corresponde de ninguna manera con la cosa en la que queremos apoyarnos. Pero, desde luego, si tomamos como ejemplo Afganistán, entonces veremos que no tienen perdida esta conexión. Y la guerra sigue allí justo por este ritmo.
La gente no quiere que le arranquen de la Tradición. ¿Cómo alguien que incluso no piensa en esto, puede determinar su vida? Las guerras en los últimos siglos son unas guerras de propiedad completamente diferente, todas ellas son reaccionarias y de conquista. Desde este punto de vista consideramos también todas las guerras en nuestra historia. Mejor dicho, no consideramos, sino determinamos. Miren solo, veinte años atrás todo el mundo leía revistas, mientras que ahora ¡están mirando las fotos! En sus cabezas el tambor simplemente ya ha dejado de dar vueltas. Tal vez pronto se detenga y empezaremos a hablar de un nuevo principio corporativo del Egrégor, pero a pesar de todo, simplemente vamos a notar algo nuevo.
Si hablamos de la naturaleza humana, entonces no debemos hacerlo desde el punto de vista de su consciencia hoy en día, pero obligatoriamente tenemos que tomar en consideración los modelos de conexión, puesto que hay lugares que más corresponden, por así decirlo, con la conexión con la naturaleza. En lo que se refiere al budista de Podmoskovie, entonces para mí, éste es ante todo un revolucionario que no quiere aceptar uno y se esconde detrás de otro. Las alteraciones son por todas partes. No hay que pensar que uno es mejor que otro. Mientras que no hayamos conocido el mecanismo consciente de participación en nuestra vida, es imposible llegar a lo fundamental: la habilidad de plantearnos las preguntas a nosotros mismos.
¿Podemos decir que la enseñanza en la sociedad en la actualidad no enseña a la gente a tener una verdadera creencia en sí?
Sí, podemos decirlo. La enseñanza trata de dirigir a la gente en vez de enseñarle a ir.
¿Los rituales de las diferentes religiones son consecuencia de la capacidad de la gente en la antigüedad de interactuar con el espacio? ¿Las religiones siguen existiendo debido al hecho de que la gente necesita un ritmo en sus vidas?
En realidad el ritual existía originalmente. Simplemente no fue llamado de esa manera y provenía de la necesidad de permanecer en la secuencia indicada de acciones que formaban conexiones. En el lugar del ritual vino la religión, incluyendo las leyes del ritual. Y, de hecho, pasó la separación entre la vida social y religiosa (que hasta aquel momento no era así). Esto de verdad se ha convertido en condición para el mantenimiento del ritmo de la vida de la gente que cambiaba bajo la influencia de las circunstancias externas e internas..
¿Cuál es la mejor estrategia para la construcción del apoyo de la Fe verdadera dentro de nosotros al no haber alcanzado el nivel del desarrollo en el que la Fe en nosotros es la expresión natural y verdadera de nuestro estado interno, fuera del influjo cultural?
Hay que aprender a tratar conscientemente todas las acciones. Empezar por observar nuestra vida y la de la gente en nuestro alrededor, pero sin determinarlo, sino buscar las cosas de las que debemos liberarnos al principio. En realidad hoy en día muchas cosas tiran, llevan a la gente al lado. Hay que liberarse de las distracciones. Por ejemplo uno está leyendo libro y le llaman “¡Vámonos al cine!”. Y ya está, le han tirado el ajuste. Hay que saber construir y reducir al mínimo el problema con el caos en las acciones durante el día.
¿Podemos decir que el fanatismo y la ilusión de la Fe la distraen de la construcción?
Sí, hay que saber mantener la Fe con la mente.
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