Observación Integral

La Observación Integral nos propone vivir según la ley de la Atención y el mantenimiento de las sintonizaciones de nuestro espíritu. La capacidad de resonar con nuestro espíritu es la noción suprema de nuestro Yo, que presenta no sólo nuestra naturaleza personal, sino que también el lugar donde ésta fue manifestada. Es la condición en la que conocemos la idea espacial de nosotros mismos.

La Observación Integral es el entrelazamiento de nuestra consciencia, las células del cerebro, las neuronas, en una cadena direccionada que nos lleva a la unificación no sólo con nuestra naturaleza, sino que también con el espacio que nos rodea. En la antigüedad, tales cadenas determinaban la naturaleza de la vida de muchas culturas indígenas, entre las que destaca, por supuesto, la cultura Chimú.

En la vida de los indígenas, la habilidad de comprender las capacidades del cerebro de resonar, nos habla de posibilidades específicas de percibir el espacio que se distinguen de nuestras posibilidades. Precisamente su actitud hacia el cerebro, que son determinados cadenas resonantes, usaron los incas que gracias a éstas desarrollaban un cierto tipo de Atención que les permitía integrarse en el espacio del espíritu. Este tipo de Atención se determina como Atención del tercer rango.

La Atención del tercer rango tiene su lenguaje en la forma de determinado sonido. Es decir, el lenguaje del espíritu, su sonido. Es la ley de la Tercera Atención que fue inscrita en el concepto de Tumi. El sonido de Tumi es la conexión con cualquier forma de la mostración del espíritu. El llamamiento al espíritu es proceso de profundización de la Atención, es decir, el Arte de acrecentar la Atención. La Observación Integral es determinado sonido que define el punto de partida de la consciencia que se desarrolla en la Atención Integral, la Atención de los tres rangos, donde la Observación depende de un punto del impulso, mientras que la Atención, de dos y más puntos, que da la posibilidad tanto de activarse en el espacio, como también de activar el espacio mismo. Debido a que el hombre no usa incluso un punto de Observación, no puede profundizarse en el conocimiento. Pero el conocimiento no es tan importante en el Tercer Campo donde viven las leyes de la Observación, como es importante la conexión con nuestro propio espíritu, cuya ausencia bloquea la integración posterior en nuestra vida.

Resulta que la fórmula “a sí mismo” y “de sí mismo” no funciona, sino que funciona la fórmula “fuera de sí mismo”. De hecho, la Observación Integral es cierta forma zoomorfa que permite identificar la percepción del espíritu en general.

Queramos o no prestar atención a esto, pero todo depende de si tenemos orientación en nuestro cerebro o no, que debe ser mantenida constantemente. Y si además tenemos que recuperar o crearla, entonces podemos suponer que la persona nunca será capaz de tomar decisión al no comprender el mapa de interacción con su espíritu.

Es cuerpo es vaso. Pero para llenarlo, no debe ser hecho de madera. El Llenado es la ley de la existencia en la zona del espíritu mostrado.


Al mismo tiempo, destaca la actividad de la cabeza que depende del tipo de llenado que representa. Pero se llena de determinada vibración. Resulta que cada vaso es cierta herramienta del espíritu. Es, incluso cierto mapa del llenado que debería ser presentada en el Tercer Campo para su regulación, dado que el llenado no debe superar las señales más sutiles. Puede que la gente en la antigüedad supiera más sobre la membrana cerebral entorrinal medial, que nosotros. Pero precisamente ella percibe las señales relacionadas con el espíritu. Y si la persona está sobrellenada o insuficientemente, entonces no puede identificarlo claramente, ni mucho menos manejarlo.

Para el Tercer Campo Integral es importante la limitación de los lados de envasado de la consciencia y el cuerpo.

El envasado del cuerpo y sobre todo, de la consciencia, es la condición fundamental para poder considerar el desarrollo de una persona desde la posición del Tercer Campo Integral. Esta es la posición que unifica todos los principios del chamanismo y proviene del principio de la posición local, es decir el vínculo con las fuerzas circundantes, con espíritus. La consciencia del chaman depende de los niveles de la señal con las que puede sintonizarse. La sintonización misma se determina por ciertas células del cerebro, o mejor dicho, la estructura de las células que los chamanes han determinado como señal kancha, que puede comprenderse como consciencia de coral y según la medicina moderna como gird-neuronas (la red de las células).

Si el ser humano moderno se apoya en esta estructura de las células, percibe su consciencia como cambiada. En realidad, en la antigüedad este fue el apoyo del pensamiento de todo el mundo.



La generación moderna de los magos genera este estado empíricamente. Puede ser heredado o construirse a través de la tecnología de la Observación Integral. Es determinado estado que permite resonar con el lugar, el tiempo y el espacio. Es estado incluso se asociaba con uno de los dioses en la civilización Sicán-Naylamp.


De esta manera naym, o el estado naylamp es determinado Campo de visión en que vive la mente del chaman. Puede ser llamado también Observación Integral que permite no sólo sacar y observar líneas invisibles para aquellos que no dominan esta Observación, sino que además entrar en contacto con ellas.

Es decir, la Observación Integral nos permite permanecer en la zona de determinados límites y evitar el estado incontrolado del trance. En este caso se forman y fortalecen las células de la observación de las que luego se forma el mapa de la Observación. Si uno no comprende o no acepta el programa de la Observación, entonces su cerebro no está ligado ni a los acontecimientos, ni al espacio, sino que sólo a las emociones que fueron provocadas por ciertos sucesos. Pero dado que la emoción sustituye al programa de la Observación, orientando al cerebro afuera, cuando la persona quiere reproducir un estado, pues entonces no se aumenta ni la diversidad, ni el volumen de la vida, sino que la vida se divide en sucesos.


La Observación Integral es determinado orden que recoge y pone en orden las acciones, acontecimientos, llevándolos a la comprensión del espacio en que vive la persona. La Observación Integral es la base de la planificación. El ser humano no puede ser el estratégico de su vida sin tener plan. Y no puede conocer el plan sin la capacidad de observar. La Observación Integral nos permite anotar y envasar el esfuerzo básico del cerebro. Esto es importante para la construcción del algoritmo del funcionamiento de la consciencia, la base de la Medida de los pensamientos.


La Observación Integral es la reestructuración de la parte entorrinal del cerebro que permite crear control en el trabajo de las neuronas y, en consecuencia, de la consciencia. Si no hace tal tipo de reestructuración, la persona no podrá distinguir los estados superiores de los inferiores, incluso si los designa. Es decir, el cerebro puede únicamente depender de la onda general de existencia, pero no formarla. Y lo principal es que al no reconstruir los procesos del cerebro, dependeremos sólo de lo que tenemos.La realización de la Observación Integral es primer, y tal vez, el principal paso en la comprensión de cómo reestructurar el cerebro. Este paso nos enseña entender el mapa del cerebro y esto, de hecho, es aquello con lo que debemos empezar. En realidad, para penetrar más profundamente en las capas de nuestra consciencia, debemos comprender su formación energética que depende completamente del mapa del cerebro.

 

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22 mayo 2015

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