El estiramiento

El estiramiento es un concepto cimentado en nuestra mente como una acción relacionada con los tendones. Sin embargo, el desarrollo de los tendones es la creación de una determinada resistencia en ellos que mantiene la viscosidad, y no al revés, privándolos de ella. El estiramiento lleva muy rápidamente al ajamiento de los huesos y los músculos y resulta un fenómeno destructivo para el ser humano. Si en el cuerpo de una persona falta la flexibilidad, esto muestra un problema no en los tendones, sino en la naturaleza del individuo, en su comportamiento y alimentación.

El desarrollo de los tendones tiene un carácter no físico sino expresamente mental. El trabajo con los tendones es semejante al trabajo con los raíces de la vid, en el que se necesita cultivar en la planta un hábito de alimentarse desde dentro, aprender a extenderse constantemente, aspirar a la fuente de energía.

Es importante entender que el estado de elasticidad y flexibilidad de los tendones se logra no a través del estiramiento, sino mediante un trabajo dentro de ellos; sólo entonces conservaremos la fuerza en los tendones. El estiramiento gasta la energía que en este caso empieza a destruir la estructura del tendón, su Medida. Y si destruimos la Medida de los tendones, alteramos su ángulo y, en consecuencia, la circulación de la energía, tanto en el organismo mismo como en el grupo tendinoso.

La energía en el grupo de los tendones es mucho más compleja que la de los músculos. Para la comprensión de estos procesos se debe adquirir la integridad en el cuerpo, es decir desarrollar la capacidad de controlar el volumen de los músculos. Sólo después de lograr esto, podremos hacer algo con los tendones. No debemos desarrollarlos fragmentariamente, de lo contrario se alterará la integridad del estiramiento que vincula nuestro cuerpo desde los pies hasta la coronilla.

Con este hecho está relacionado también un efecto negativo: el estiramiento excesivo del grupo de los tendones, o el estiramiento excesivo sólo de los pares de tendones de los pies. El tendón debilitado empieza a ser manejado por los músculos y muere tan rápidamente como ellos (a diferencia de los tendones, los músculos tienen un recurso de desarrollo limitado).

El tendón incorrectamente desarrollado causa no sólo alteraciones en las funciones del movimiento (hiperfunción), sino que también altera a los grupos tendinosos inmovilizándolos; todo esto lleva a problemas con los órganos internos (por ejemplo con el útero, hígado, riñones) que, o son apretados por los ligamentos o se aflojan, es decir se provoca un desplazamiento de los órganos. Podemos decir que de esta manera el estiramiento “amenaza” la viabilidad no sólo de los tejidos, sino también de los órganos a los que están atados estos tejidos.

Además, los tendones excesivamente estirados dejan de alimentarse plenamente, dado que se altera su volumen. Una persona que a menudo estira sus tendones, empieza a depender de los estiramientos constantes, para hacer que la energía pase por los tendones, aumentando de tal modo el flujo de sangre en los tejidos tendinosos y musculares. Es de suma importancia no destruir la estructura semi-cristalina de los tendones y trabajar en su viscosidad y compresión. Es decir, se debe mantener la resistencia en los tejidos.

 

20 octubre 2011

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