Homogeneidad

Los segmentos y las líneas rectas no poseen muchas propiedades, pero brindan una comprensión de la homogeneidad. La homogeneidad es la condición de la existencia asimétrica, cuando hay una conexión del acto con el objeto del acto. Hagamos lo que hagamos no podemos llenarnos con la acción, porque para el llenado se necesita una forma.

Nuestra existencia asimétrica no nos permite ser íntegros. La integridad es la condición de la simetría. Si una persona no es íntegra, siempre dependerá de las condiciones de la experiencia, igual que como fue en la antigüedad. En la antigüedad se creaban grupos mitológicos a partir de las condiciones en las cuales vivía el ser humano. La mitología es la condición de la existencia asimétrica, donde se presentan muchas variables que influyen sobre la existencia.

La diferencia entre el ser humano moderno y el ser humano antiguo consiste en que tenemos una orientación externa sobre nuestras acciones, que no corresponde totalmente a nuestra naturaleza e incluso difiere dentro de sus propios objetivos. Por lo tanto, la misma cosa puede percibirse de maneras diferentes. No hay valores que nos guían. Nuestra mente no puede apoyarse ni siquiera sobre aquello que puede llegar a ser tratado para obtener este apoyo. Nuestra homogeneidad no nos puede permitir vivir como vivían, por ejemplo, en la Edad Media, cuando las personas disfrutaban del juego de la vida (cualidades emocionales). Y la conciencia se correspondía con las acciones, aunque se subordinaba a ellas. La gente de esa época tenía un entendimiento y una fisiología sostenida de las acciones. Ellos fueron guiados por el ritmo de su vida. Hoy, cuando no podemos seguir el ritmo, sólo la conciencia nos puede ayudar.

Pero si nuestra conciencia no vive en simetría, las diferentes partes del cerebro tienden a crear varios objetivos de los cuales comenzamos a depender. Cada área del cerebro está asociada con órganos diferentes que corresponden a los sistemas del cuerpo, que periódicamente se estimulan y establecen la motivación, no sólo para las acciones, sino también para los pensamientos. Sin embargo, no tenemos condiciones energéticas para mantener la acción en el tiempo, o no tenemos fuerza para vivir el proceso del día. No podemos medir el equilibrio de la homogeneidad. La homogeneidad es una hamaca que nosotros mismos tenemos que mover.

Es necesario encontrar el equilibrio y la capacidad de interactuar con el objeto en las condiciones del análisis primario (análisis de la hamaca) y de la reflexión. Las personas usan las palabras "tomar conciencia", especialmente aquellos que empiezan a practicar y desarrollarse. Pero ser consciente puede ser sólo alguien que sabe operar con la conciencia. Operar con la conciencia sólo puede hacerlo alguien que sabe operar con la concentración. Operar con la concentración sólo puede hacerlo alguien que sabe cómo enfocar. Y enfocarse solo puede hacerlo alguien que sabe escuchar y observar.

Y resulta que aún no creamos las condiciones para tomar conciencia del proceso, y esto es un problema. La gente en la antigüedad podía fijarse a si misma en el espacio, pero no sabían tomar conciencia. Era suficiente detener la mente para que el hemisferio izquierdo no moleste al hemisferio derecho y entonces atraparse a sí mismos en el espacio. Para hacer lo mismo actualmente necesitamos esfuerzos muy grandes. Y hay que comenzar con la homogeneidad para detenerla después.

 

22 abril 2011

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