Beber el aire de Altái, o “Coctel Basargino”

Altái es un pilar energético
a través del que la Tierra se conecta con el microcosmos.
Nicholas Roerich

Altái es lugar que unifica tres mundos: el mundo de la tierra, el mundo del cielo y el mundo del aire. El mundo del aire toma un lugar específico para los budistas. Se cree que el aire que se ioniza en Altái, está lleno de aroma sagrado, igual que el lugar donde Buda alcanza su iluminación. En el aire de Altái se percibe la noticia para el legendario Shambhala y Belovodye. Las posibilidades de realización del potencial humano que están accesibles en este lugar, aún quedan por estar estudiadas completamente. Pero la flora y la fauna de Altái comprueban la singularidad de este espacio que forma un coctel de sensaciones y percepciones. Y llamaremos a este coctel “Coctel de Altái”, o “Coctel Basargino”.

En la zona del pueblo Basargino donde se cruzan las corrientes aéreas de Altái, pasa la frontera invisible del montañoso Altái. Es un punto único en el mapa de los “pulmones” de Altái, donde el espacio se ioniza, que crea condiciones para la percepción de este lugar como coctel aéreo. Precisamente aquí, desde el monte Beluja confluyen las corrientes de aire a través de las que el cielo toca la tierra.

El pueblo Basargino se escondió de las caminatas turísticas, como apartándose del mundo con la ayuda de la montaña de Ipatov, que como una torre de vigilancia, guarda a este lugar de los ojos ajenos. Según una de las leyendas, precisamente del aire que se forma en la zona de Basargino, se alimentan los habitantes del Belovodye legendario (Shambhala de Altái), que está en la región de 49-50 grados en latitud norte.

Y no es muy difícil explicar este fenómeno, dado que precisamente aquí se encuentran las masas de aire de distintas corrientes climáticas que vienen de Mongolia, China y Siberia. De esta manera, todo Altái se convierte en tierra donde las masas de aire no sólo se cruzan, sino que también quedan aquí. Precisamente este factor permite a los flujos de aire unirse y absorberse. Tales lugares forman cocteles de aire peculiares, donde el aire se transforma e ioniza de manera excelente.

La ionización aumentada del aire permite no sólo inhalar este aire resplandeciente, sino que literalmente gustarlo. Podemos decir que el aire en este lugar forma parte integrante del espacio. Así que, si uno de verdad quiere emborracharse del coctel aéreo, pues entonces, bienvenido sea al pueblo Basargino.

El pueblo se forma a los principios del siglo XX, gracias a la familia Basarginovi. Hasta entonces, a lo largo de miles de años en este lugar se detienen y viven diferentes pueblos nómadas. En la zona donde está situado el pueblo, no hay cambios bruscos de la temperatura y presión atmosférica. El aire continental entra a la depresión de la región del montañoso Altái de Mongolia y Siberia Oriental, llevando consigo durante el invierno tiempo frío, pero seco y claro.

Gracias a los anticiclones estables, los días soleados pueden durar aquí durante 5-6 meses. En la montaña, a altura de 2-3.000 de metros, se siente fuertemente la influencia de las corrientes aéreas que entran de Europa, por eso estas zonas se caracterizan por temperaturas más altas durante el invierno y estación de verano más fresca, con mayor cantidad de lluvias.

En Altái el verano es muy interesante: precisamente éste es el tiempo más imprevisible del año en esta localidad. Se debe al que durante el verano aquí se mezclan dos flujos de temperaturas fuertemente opuestos; el uno lleva calor de Asia Central y el otro está relacionado con la invasión de aire frío de Ártica. Si las corrientes cálidas dominan, entonces el aire bien calentado puede elevarse a gran altura y la invasión de vientos fríos de norte puede provocar caída brusca de las temperaturas.

En los puertos y cimas de la montaña, durante el verano incluso puede nevar. Esta inconstancia y cambios de las temperaturas se sienten aún más durante las estaciones transitorias. La combinación única de las condiciones climáticas, forma una composición específica de las condiciones naturales que genera las características extraordinarias curativas de este lugar.

Durante el verano, la región de Basargino se convierte en valle de flores. Su posicionamiento entre las crestas de la montaña, los macizos forestales, los picos de la montaña, los ríos y los lagos, crean la ambiente tan buena para la salud de la gente. Gracias a la presencia aquí de bosques antiguos, la concentración de aeroiones en el aire alcanza el nivel de 50 000 iones a 1 cm3 de aire. Tal tipo de concentración se considera curativa y es muy buena para el cuerpo humano.

Tomando en cuenta el hecho de que la gente en la actualidad mayormente vive en la ciudad, donde la concentración de los aeroiones es bastante pequeña (además se destruyen por diferentes campos sucios y electroestáticos), podemos decir que está destinada a respirar aire muerto, prácticamente privado de aeroiones (que dependen directamente de la cantidad de plantas verdeas alrededor del ser humano).

El fundador del centro moderno en Basargino es Sergei Mikhailovich Skobilkov. Al obtener gran éxito en los negocios, cambia su concepción del mundo y empieza a cumplir con tareas serias no sólo para sí mismo, sino que también para los demás. “Llegué a la conclusión de que el ser humano debe desarrollarse en todos los aspectos, desarrollar su potencial físico, intelectual y espiritual”, dice él.

De esta manera aparece el proyecto “Pueblo Basargino” realizado en lugar muy lejos de la civilización, el ruido y el negocio. “Surgió el deseo de crear un centro educativo, curativo, donde el hombre puede obtener conocimientos acerca de las leyes naturales, recuperar su potencial físico y mental. La gente debe apreciar en sí el ser humano. Al estudiarse a sí mismo, uno debe y puede comprender su nivel verdadero, su predestinación”, cree Sergei.

La creación del centro, orientado al desarrollo físico, intelectual y espiritual del ser humano, no es la única tarea del señor Skobilkov. Otro objetivo, no de menos importancia, es la creación en este lugar de cultivación de productos de alimentación de alta calidad. Las personas que trabajan aquí tienen varias obligaciones: tienen prohibido beber, deben comprender bien qué hacen, usar los instrumentos como se debe, mirar por la limpieza, higiene y la estética.

El sendero de CHOM

El sendero de CHOM es caminata que lleva a la infinidad. Se inicia desde el pie de la montaña de Ipatov, pasa a través de hierbas silvestres curativas hasta llegar a la cima donde está situada la tumba de CHOM, luego se profundiza hasta alcanzar la primera parada.

El lugar de formación de la montaña cristalina pasa a la siguiente parada, que prepara al viajero para la absorción del poder de esta zona. Para unos el sendero termina aquí, mientras que para otros aparece luz que les indica la tercera parada. Y de esta manera, al seguir el sendero, se puede ir hasta la séptima parada, donde la persona es capaz de conocer la revelación.

La aparición de la luz en la montaña de Ipatov, de hecho, es uno de los milagros más grandes en el sendero de CHOM. Precisamente esta luz ilumina la cima de la montaña dibujando allí una cruz. Precisamente en este lugar ha muerto CHOM para cambiar el rumbo de los acontecimientos en su vida: no vivir para morir, sino que morir para vivir. A partir de este momento, cada año en septiembre CHOM sube a su tumba, para honrar, por así decirlo, las cosas pasadas y comprobar el volumen energético de la montaña de Ipatov.

Precisamente esta montaña nos ofrece no sólo la esencia de diferentes transformaciones místicas en este lugar, sino que también nos muestra el camino hacia otros milagros de Basargino.

La montaña de Ipatov es el guardián de Basargino: cada día ésta cambia su actividad energética. De hecho, convierte el pueblo en cierta zona semi-portal, hecho que puede ser comprobado por cada persona que ha llegado. Uno puede estar en la montaña y hablar tranquilamente y al mismo tiempo a distancia de kilómetro, en el pueblo, se le escucharán claramente. Y existen lugares donde a distancia de tres metros, la gente no logra escucharse entre sí.

Siete milagros de Basargino