El Reinicio

El Reinicio en el desarrollo humano representa la capacidad de cambiar el formato de sus recursos, pero a diferencia de la recuperación de la persona hasta ciertas condiciones de funcionalidad, aquí estamos hablando de su reorientación, revisión, cuando las propiedades de la persona requieren no tanto el refuerzo, sino un refinamiento.

El Reinicio en el desarrollo se dirige, en primer lugar, al tipo de personas "Pasionarias", que utilizan de manera carente o inadecuada sus cualidades naturales o su educación.

Según el principio de la consciencia

Según el principio de la consciencia bajo el término Reinicio, sobre todo se entiende el mejoramiento de la sintonización de la conciencia, para reforzar su capacidad de percepción y amplificar el esfuerzo consciente por medio de su centrado. Centrar la mente puede mejorar la percepción no sólo de los procesos del pensamiento verbal, pero también de los no verbales, en función, principalmente, del llenado.

Nuestra mente debe estar apoyada en procesos bien definidos que consisten de atención, observación, enfoque y concentración, con un algoritmo de retroalimentación correspondiente (es decir, con la comprensión de estos procesos), o debe de estar en reposo (o en un estado de no-mente) para mejorar la potencia del cerebro, es decir, para ser capaz simplemente de almacenar la energía, sin distraerse con factores externos y despedazarse.

La conciencia debe deshacerse de la percepción "esotérica" del mundo, cuando estamos usando conceptos y símbolos, sin entender e incluso sin fijar su esencia. Nada debe estar fuera de la acción de la mente, ya sea consciente, subconsciente o extraconsciente, todo debe estar justificado y depender de nuestra comprensión, no de las especulaciones.

Por supuesto, esto no excluye el proceso de la fe, pero este está visto sólo como un puente de transición para el conocimiento de otra realidad. Una realidad es diferente de la otra por los atributos físicos manifestados. Mejorando los parámetros físicos, amplificamos y revelamos lo que hasta ahora ha sido desconocido. No debemos desorientarnos con cosas por cuales no hemos aplicado ningún esfuerzo de conocimiento, porque de tal manera sólo simplificamos nuestro cerebro y reducimos sus capacidades, llevándonos en reacciones por las cosas, en lugar de a su entendimiento. Tenemos que ser capaces de ajustarse a la tarea, después, ser capaces de mantenerla y luego ampliar la gama de tareas procesadas de forma simultánea, para crear la tensión necesaria en nuestro cerebro.

El cerebro humano siempre debe estar o en un estado pasivo, o en una tensión dinámica, para controlar todas las señales y ondas que salen y llegan a él. Si al cerebro no se le enseña a estar tonificado, no sólo va a ser fácil de separar, dividir o partirlo, sino también hacerlo dependiente del azar, en vez de hacerlo constante.

El cerebro siempre debe estar en un estado plástico, de lo contrario, comienza a depender de procesos incontrolados y nos priva de la posibilidad de efectuar un esfuerzo consciente no sólo en el desarrollo, sino también en la vida en general. El cerebro tiene que estar centrado ya sea en si mismo (el estado de no-mente), o en el proceso (resolución de tareas), de lo contrario, entra en un estado de ausencia, se va afuera, involucrándose en procesos que no están controlados por nosotros, llevándonos en una existencia sin sentido.

No hay que dejar al cerebro quedarse colgando en el vacío, hay que ser capaz de reiniciarlo. Esto significa tener la habilidad de cambiarlo del estado de la mente activa, en el estado de no-mente y viceversa. Nuestro cerebro siempre debe seguir el programa y ​​este programa debe ser regulado por nosotros. No seguir el programa o simplemente perder la atención es como estar en un estado de trance, perdiendo la propia identidad y dominio personal. En perspectiva, esto lleva a diferentes clases de problemas. El cerebro sin control es necesariamente una manifestación de la dependencia del exterior, lo que conduce a la subordinación a sentimientos incomprensibles e incontrolables, sin importar si éstos nos satisfacen o no.

Según el principio de la energía

Toda la gente percibe la vida de acuerdo con las reacciones y emociones, que ha desarrollado. Y de hecho, percibimos a los demás no según la experiencia del otro, sino a través del prisma de nuestra propia experiencia. Detrás de esto hay un cierto recurso energético que nos alimenta. Como resultado el ser humano, de un parámetro espacial (porque la circulación es un proceso de condición tridimensional) ha hecho un parámetro lineal, con lo cual, él no sólo no ve las diferencias entre las sensaciones y las vivencias, sino que tampoco incluso, entre los sentimientos y las emociones.

De hecho, cada uno de ellos tiene una característica energética especifica y ciertos parámetros de vibración que son o bajos, por así decirlo, pesados y temporales, o finos y ligeros, atemporales. Y mientras la persona no llega a entender la diferencia en su calidad, medirá todo sólo en términos de sus sensaciones conocidas, pero no con los que están posibles de alcanzar. La tarea de aprender las nuevas características de las sensaciones, no consiste sólo en aprender algunos procesos energéticos, sino también en mejorar la estética de su propia existencia (a lo que de hecho, está dirigida). Para la conciencia esto es conocimiento de nuevas formas de percepción que de hecho, controlan el trabajo del hemisferio derecho.

Según el principio físico

El principio físico del desarrollo es un cierto proceso de desarrollo del cuerpo, que biológicamente termina a los 35 años. El fortalecimiento de las propiedades funcionales del cuerpo, que consiste de varias partes, sistemas y órganos, es una tarea esencial, si queremos desarrollar no sólo el cuerpo, sino también la energía y el cerebro. Nuestro cuerpo depende de sus distintas partes, pero aún más de las enlaces entre ellas. Estos enlaces se pueden realizarse en diferentes maneras: dándole paso a nuestro desarrollo en el plano natural como un sistema biológico, interfiriendo o también pueden ser cambiadas.

La vida de nuestro cuerpo pasa por tres grandes períodos:

  • Período de formación, cuando todavía no podemos satisfacernos plenamente por el cuerpo, porque todavía está en el proceso del crecimiento.
  • El período de la vida en el cuerpo, cuando lo estamos “asimilando".
  • Período de decadencia.

Cualquier violación del primer y segundo ciclo los reduce, en este caso, viene inmediatamente el tercer ciclo. En las diferentes personas el proceso es diferente, ya que mucho depende de la condición inicial y las características comparativas están fuera de lugar. Las violaciones principales de las características biológicas de la persona y de hecho, de los procesos bioquímicos, están asociados con el trastorno del ritmo del desarrollo o existencia del cuerpo, que generalmente está asociado con una reducción en la frecuencia del cuerpo. Esto se debe a la alimentación y la respiración, cuando conducimos nuestros cuerpos en un estado simplificado e iniciamos el programa del envejecimiento mucho antes de lo que predisponen las características naturales.

Es decir, la gente aprendió a degradar su ADN, sobrecargando las células con un exceso de oxígeno y la energía emitida por el cuerpo para digerir los alimentos. Al simplificar la respiración y degradar la calidad de la alimentación, hemos cambiado la base molecular y de hecho, hemos liberado algunas de las moléculas, que de aliados del cuerpo se han convertido en sus enemigos y se han unido a las filas de los enlaces moleculares no controlados (también conocidos como radicales libres del cuerpo). De esta manera, la vida moderna se puede considerar como un proceso de lento suicidio, donde la gente no sólo se destruye, pero también empiezan a depender del mismo proceso de destrucción.

De hecho, la persona se convierte en un asesino con distintas formas de expresión. Y cuando la autodestrucción llega a un punto crítico, comenzamos a destruir el espacio en nuestro alrededor, porque tiene incorporado el mecanismo de la muerte, o más correctamente, subordinado a la muerte. En esta situación, hay que aprender a remplazar las células dañadas o incluso ya muertas, por supuesto, si el proceso no ha llegado aún al cerebro (las células cerebrales empiezan a morir últimas). Así que el desarrollo físico erróneo o inepto es un programa que formamos en nosotros, en base de la estructura del cuerpo, la respiración y la alimentación.

El desarrollo físico no sólo debe evitar la generación de células innecesarias y superfluas, sino también la mutación y destrucción de las existentes. La célula debe estar siempre tonificada para mantener los enlaces internos y no perderlos. Es necesario realizar cambios en el enfoque y la evaluación de todo esto y de hecho, llegar a una mejora de los parámetros funcionales, que mejoran el cuerpo, la mente y la energía. Sin aumentar la eficiencia de la existencia de nuestro cuerpo, no podemos amplificarnos, ni mejorar nuestro rendimiento (especialmente él que se relaciona con los procesos del pensamiento).

 

15 septiembre 2012

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