Templo Astral

La cumbre en el desarrollo del ser humano en la Tierra fue la construcción de la Ciudad Astral. La Ciudad Astral es un lugar relacionado con ciertos puntos del planeta donde la energía del Sol y la Luna se refracta de una manera específica y se crea un determinado modelo cristalino de vida, capaz de nutrir y mantener tal Ciudad astral.

Para la Ciudad Astral, tal lugar es importante para el período de su construcción y como una fuente adicional de alimentación. Ciudades similares se construían en el pasado por los indios hohokam, zuñi, los mayas, los incas... Pero incuso en la historia reciente se sigue con los intentos de construir templos cristalinos. Indudablemente, en la actualidad es energéticamente difícil encontrar el lugar oportuno, donde estaría presente, por ejemplo, una ionización específica del espacio. Y aquí, tal vez, podemos considerar la ciudad argentina Bariloche como el mejor ejemplo de una zona energética particular.

La idea de la Ciudad Astral, o el Templo cristalino, representa, sobre todo, el lugar. Ella nos permite entender un punto importante: nosotros debemos aspirar al Templo y no el Templo a nosotros. Es decir, la idea debería estar vinculada a un lugar real y no al lugar de inscripción padronal.

Hoy en día, la tarea principal del Templo cristalino, por supuesto, no es construir unas Ciudades Astrales, dado que para hacer esto se exigirían tales macizos grandes como, por ejemplo, Tikal, Monta Albán o Machu Picchu, sino el objetivo es el cambio de las leyes energéticas del tiempo que nos privan de la comprensión real de los procesos energéticos.

El Templo cristalino no es simplemente un lugar, sino que es un determinado sistema de Sintonía que ayuda a cada persona vinculada a él. Uno de estos Templos famosos fue la Habitación de ámbar del palacio Tsárskoye Seló. Durante la época del desarrollo del proyecto alemán “Ahnenerbe” se crearon mini templos como unas fuentes de alta energía.

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