Instituto de Desarrollo del Ser Humano

El Programa "La Proporción Áurea"

Cualquier resultado de las actividades de la persona se determina por la relación de lo que tiene, a lo que ha tenido antes o en la correspondencia proporcional "entregado-recibido-entregado".

La condición de vida de la persona está determinada por una fórmula, donde el resultado del aumento se utiliza para el perfeccionamiento de lo incrementado. Si esto no se cumple, el hombre está condenado a una forma incontrolada de participación en su vida y a la dependencia no de las condiciones creadas, sino de las obtenidas (que es lo mismo que unas condiciones aleatorias). Y depende mucho si la persona fue capaz de sintonizarse con las acciones, en las que está involucrado y lo más importante, al conocimiento de estas acciones. Es decir, ¿hasta qué grado su cerebro está realmente listo para seguir, dirigir y representar su personalidad?
 
Cualquier esfuerzo tiene un resultado si se expresa de manera proporcional. Sin embargo, el desarrollo del esfuerzo proporcional es un arte que es necesario conocer a la edad de 18-30 años, para no quedarse como un rehén de las condiciones aleatorias de la existencia.
 
Cualquier patrón basado en alguna ley se caracteriza por la comprensión de esta ley, no por fijarla. Cualquier inicio es una parte más pequeña en relación a lo que este inicio debería producir. No tener lo pequeño, capaz de producir lo grande, significa no tener las condiciones para controlar todos los valores, porque lo pequeño es la medida y lo grande es el esfuerzo o la progresión. Tener una cualidad, sin ninguna posibilidad de aumentarla o progresar en ella, es como no tenerla.

Cualquier posesión sin algoritmo de su uso, se convierte en un valor irracional. Sólo la progresión es capaz de revelar la cualidad y más importante, apoyarse en ella. La relación se puede construir bajo la  condición de que uno se puede apoyar en lo otro. Lo perfecto es, si los valores son iguales, pero esto sólo es admisible en el estado de reposo. En el estado de movimiento hay algo que es más y otro que es menos.

La proporción ideal de lo que es más, con lo que es menos, es en realidad la tarea de mantenerse a sí mismo en las tareas de la acción. Justo las relaciones extrema y media (que de hecho, representan el ángulo de 60 grados) es la capacidad de transferir un esfuerzo en el campo del otro. Resulta que en el espacio tridimensional, tenemos un campo de sólo cinco fuerzas (el número perfecto del espacio, la esfera, descrita por un círculo). Si aplicamos esto a nuestro cuerpo, mente y energía, resulta que vivimos por las leyes de los cinco esfuerzos. Si no se desarrollan y no se mantienen, la cantidad de esfuerzos se va a reducir, lo que significa que uno se va a desarrollar a expensas del otro.

Para alejar o acercar algo de manera equidistante, es necesario el entendimiento de los cinco esfuerzos. La comprensión de los cinco esfuerzos crea la condición para la Sección Áurea o la sección de la vivencia, cuando nuestro cuerpo, energía y mente están en un constante estado de creación.

En el desarrollo es importante entender los esfuerzos y la conexión entre ellos: dónde y cómo un esfuerzo interactúa con el otro. De hecho, el esfuerzo es la relación entre el volumen y la fuerza que se contiene en este volumen. En otras palabras, el tamaño y la fuerza son los lados y el esfuerzo es la diagonal.

Por eso, cualquier desarrollo debe tener una construcción geométrica. Entonces tendrá una medida y por lo tanto un ritmo. Y si hay un ritmo, se puede construir el algoritmo del desarrollo, permitiendo constantemente abrir y sobre todo, ¡encontrar un nuevo punto!

 

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