La danza árabe como una sensación extática

La danza no es sólo un movimiento, la danza es la transformación. Pero para conseguir esta transformación, es necesario no sólo abrir el cuerpo, sino también tomarlo bajo control. Al bailar una mujer debe controlar su útero y el hombre su mente. Si uno no cumple con esta tarea y simplemente se deja llevar por las sensaciones, entonces los movimientos someterán al bailarín. En este caso, es posible que sea capaz de seguir los movimientos e incluso expresarlos, pero no será capaz de controlarlos. En el primer caso la persona goza de las percepciones, mientras que en el segundo, de las vivencias.

Es imposible conocer la vivencia, sin conocer la proporción. La proporción es el Método. De hecho, la danza es un estado interno profundo, que debemos ser capaces de expresar y sólo entonces de sentir. El que empieza a estudiar la danza debe conocer tanto la condición de la danza en sí, como también las condiciones de su cuerpo y mente que se aplican en la danza. La danza sin la unidad consciente, la cual uno puede alcanzar después de un largo proceso de trabajo preparatorio, es simplemente conjunto de movimientos distorsionados.

La mujer moderna prácticamente no está preparada para estudiar la danza, ya que ella la percibe como una emoción y no como un sentimiento, es decir, como algo externo. En realidad se requiere un gran esfuerzo para llevar la mente y el cuerpo de la mujer al punto inicial, donde empieza la danza real.

El problema en el estudio de la danza consiste en la actitud incorrecta, en la falta de comprensión de los diferentes niveles de profundidad, por los cuales se puede pasar. Sumergirse en el baile es extremadamente difícil, a pesar de la sensualidad o estados intuitivos que suele aparentar la mujer. El error del bailarín es la falta de comprensión de la naturaleza de las sensaciones, lo que lleva a mayor falta de compresión.

El camino hacia la danza debe pasar por el Yoga, es decir, pasar por la construcción y realización consciente de cada movimiento. Se trata de un equilibrio específico de la acción, que debe basarse no en un conjunto de movimientos técnicos, sino en el Método, donde la mujer primero debe conocer el equilibrio. Sólo en estas condiciones se puede desarrollar y luego transformar, lo que lleva a una comprensión más profunda de las vivencias.

 

09 junio 2010

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