El código Masculino

El Código Masculino, es la ley por la que los hombres deben desarrollarse. Es una forma específica de conocimiento que está situado más allá de la realidad. A pesar de la importancia y funcionalidad del desarrollo del mundo hoy en día, donde el hombre tiene una posición dominante, en realidad, él introduce objetivos y tareas incomprensibles para él mismo. Al no ser capaz de apoyarse en su consciencia, no teniendo una unidad interna, el hombre resulta siendo algo como un modelo experimental de ser humano, pero no siendo realmente un ser humano.

El hombre es un enlace de transmisión entre el Cielo y la Tierra, llevando en sí mismo los símbolos ya sea de la destrucción, ya sea de un inicio ponderado. Exactamente la mujer era la que creó los primeros conocimientos para el hombre, para hacer de él un ser humano, pero como resultado hizo un tirano.

Al no tener la capacidad de comprensión, al no entender las funciones del reposo, el hombre vive sin la constancia necesaria del enfoque, expresando principios y propiedades superconscientes, propios para la geometría de su cerebro. Es decir, el hombre viene a la tierra como un “médium” y en el mejor caso se va como un “médium”. Pero este fenómeno tiene su razón fisiológica, que no le permite generar energía de una forma natural y por eso tampoco tener control interno y dominio a sí mismo. Esto es lo que señala la alquimia Taoísta, que de hecho, es el único sistema que permite hoy en día a un hombre convertirse en un ser humano.

A diferencia de las mujeres, los hombres no tienen útero y por consiguiente carecen de un parámetro tan importante como el retorno de la energía. Es decir, su cuerpo está ajustado únicamente a la pérdida de la energía, por eso él es incapaz de experimentar muchas sensaciones, accesibles para las mujeres.

Pero esto no es lo más ofensivo, por decirlo así, sino el hecho de que al quemar su energía, el hombre divide a sí mismo en dos parámetros. El primer parámetro lleva a la destrucción y el segundo, aún más fuertemente abre los centros superiores, lo que le hace depender del proceso de la quema de energía. Y aquí ni siquiera es importante qué se realizará en el hombre, lo más alto o lo más bajo, él sólo carga la antorcha con un mejor o peor proceso de quema.

Este estado del hombre determina también las características de su comportamiento que hoy predetermina la vida de la sociedad, donde el hombre realiza algunos súper-principios, que él mismo es incapaz de entender conscientemente. Podemos decir que una específica inteligencia suprema construye, a través de los hombres cierto sistema de coordenadas, que de hecho, paraliza la idea misma de la existencia humana. Y en este mundo, en el que la mujer es capaz de experimentar las cualidades humanas, incluso más que un hombre, simplemente está privada de la posibilidad de expresarse, puesto que ella vive en un ritmo mezclado, que altera sus procesos naturales de existencia.

Conocer el Código Masculino es, de hecho, encontrar la respuesta a la pregunta: “¿Tendremos la posibilidad de acercarnos al concepto de un ser humano, no simplemente dotado de ciertas características que le distinguen de cualquier otra criatura, sino quien debe tener el dominio sobre estas características?”. A fin de cuentas, incluso planteando esta pregunta, no podemos dar una respuesta clara, ya que requiere un enfoque casi académico al tema, lo que llamamos la “La Enseñanza del Ser Humano” y en concreto a su subtema “¡Hombre, le están llamando!”. Si el hombre moderno estuviera dotado de capacidades de pensar, entonces, tal vez, podríamos abrir una discusión, pero esto no puede ser, ya que simplemente no puede ser.

Para que el hombre pueda utilizar su consciencia, debe tomar el control sobre la superconsciencia. Esto es no sólo un esfuerzo (y es un esfuerzo considerable), sino también una reestructuración especifica de los sistemas internos, que desde hace ya mucho tiempo funcionan en ritmos, que proporcionan al ser humano muy poca función, sólo como un fondo. La imposibilidad o dicho de otra manera, la falta de capacidad de vivir dentro de su mente y cuerpo, el hombre sólo reacciona al mundo que le rodea y el ritmo en el que están construidos todos los procesos, no le da la oportunidad de conocer algo diferente.

E incluso aquellos que están en contra del orden existente o en favor de la expresión personal, se comportan exactamente de la misma manera, porque siguen estando bajo el mando de las mismas leyes fisiológicas y energéticas de existencia, que aún deben cambiar.

Incluso sin aceptar o entender lo dicho anteriormente, el hombre tiene que aprender la ley del cultivo de la energía, que le permitirá dar el paso siguiente. Esta es la tarea (sin embargo es fundamental) que puede y debe ser planteada y cumplida, si de verdad estamos dispuestos a conocer la naturaleza del ser humano.

La naturaleza humana, es la naturaleza del cultivo de la energía, su acumulación y lo más importante, su generación. Si esto queda incomprensible, entonces esta naturaleza puede sólo estar en servicio de las leyes de la Tierra o del Cielo.

 

16 abril 2013

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