La célula

El logro supremo en el desarrollo del ser humano es el manejo consciente de la célula. Pero para hacer esto, al principio uno debe aprender a alimentar la célula. Y a esto está destinado el proyecto "Alimentación del futuro", o Yoga de la alimentación.

En la célula del organismo humano se producen procesos que determinan tanto la reacción interna de la misma célula, como el conjunto de las reacciones en todo el organismo. Al principio, basta sólo con comprender a qué sistema del cuerpo pertenece la célula que alimentamos o entrenamos y cómo lo hacemos. Esto es necesario para la concepción consciente de la integridad del cuerpo. Mientras que falte la Integridad del cuerpo, las células se agrupan en enlaces que a menudo no corresponden en absoluto con la naturaleza personal del hombre e impiden su desarrollo.

Para la vida y la construcción básicas, las células del organismo usan las proteínas, ácidos nucleicos, vitaminas y otros ingredientes que se pueden resumir como "formas nutritivas simples". Hasta los 24—28 años, una persona depende hasta cierto grado de los índices básicos temporales y su célula es capaz de generar energía usando únicamente estas formas. Pero, por muy extraño que parezca, dirigidos a la regulación y la alimentación del cuerpo, todos estos índices temporales se destruyen a sí mismos y tarde o temprano la célula deja de sintetizar energía basada en las formas nutritivas simples. Por eso, "Yoga de la alimentación" toma en consideración, en primer lugar, la edad y el estado de la persona y se orienta a las formas nutritivas con características de alta frecuencia que permiten generar energía. Se produce una orientación a la síntesis y no a la descomposición.

La célula recibe sustancias de pocas moléculas y depende de ellas. Es necesario enseñar a la célula recibir sustancia de más moléculas y para hacer esto, la célula debe tener fuerza. En la "Yoga de la alimentación" es importante la sintonización correcta de las células, es necesario cambiar el proceso de la síntesis de la célula en nuestro cuerpo para que pueda aumentarse y no simplemente modificarse pasando de un estado a otro. Como ejemplo podemos tomar el proceso de la fotosíntesis que es posible realizarse en las plantas, pero es imposible en el organismo humano, puesto que las características de frecuencia de la célula no la permiten tomar y transformar completamente la energía de la luz solar. Pero la falta de preparación no es falta de capacidad.

La ciencia estudia el proceso de las transformaciones químicas basándose en el espacio en que vive el ser humano. Pero es muy interesante que en el cosmos, muchos de los procesos del metabolismo cambian. La célula obtiene características de más alta frecuencia y muere de inmediato si toma nutrición de baja frecuencia. Pero, en la Tierra podemos subir el nivel de la célula y salir de la dependencia de estos 20 aminoácidos constantes.

La relación genética, el código genético ADN, es una provocación peculiar que tiene su propio poder y a la "salida" necesitará la muerte de la persona. Lo que pasa es que, el ser humano genera organismos vivos de rango más alto que el de la Tierra y, por lo tanto, según sus características energéticas el código genético del ser humano es superior al código genético de la Tierra. Esto priva a la persona de sensibilidad incluso en relación a los procesos naturales que pasan en la Tierra. Pero este código es mucho más bajo que el código genético del espacio que rodea nuestro planeta. Por lo tanto, el código ADN es no simplemente estructura de ADN, sino su movimiento, mejor dicho, tensión que está sujeto a cambio.

Esta tensión es el funcionamiento de la célula que sintetiza la estructura molecular de la proteína y este proceso está indicado y determinado por el ritmo personal (del gen). Pero en el proceso de la síntesis surge una reacción en la que se genera energía de más alta frecuencia. Normalmente alimenta los enlaces. Pero si estos enlaces se mantienen en determinada constancia, entonces obtenemos enzimas adicionales, o energía que se convierte en fuente adicional de energía. En este caso, todos los sistemas del cuerpo funcionan según un esquema único, por eso el ser humano no siente la diferencia en ellos. Pero si aprendemos a captar la energía fermentada, extraída de la estructuración, entonces obtenemos una idea acerca de las particularidades de los diferentes sistemas de nuestro cuerpo.

De esta manera, podemos sacar la frecuencia de cada sistema de la dependencia del espacio. Por ejemplo, durante el invierno es mucho más fácil hacer esto con los huesos, porque la energía se centra precisamente en ellos y durante el verano, con la sangre. Obtenemos la posibilidad de sintetizar energía adicional y obtener cinabrio (energía adicional creada y destilada).

22 agosto 2011

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