El pulso de la vida

¿Le gusta el Jazz? ¿O en la estantería de los CD, el lugar de preferencia lo ocupa la colección de álbumes de Bob Marley, o de soul-blues? Su hijo, al regresar del colegio, ¿no enciende en su habitación el rap ruso, o a su hija no le apasiona la danza?, y ¿acaso los fines de semana no se lo pasa bailando salsa?

A veces no nos damos cuenta como la cultura de otro continente a primera vista ajena y desconocida penetra en nuestro hogar, en nuestra vida, y se convierte en parte de nosotros mismos. Ajena es, por cierto, sólo a primera vista.

Ultimamente la ola de popularidad de la cultura africana está arrasando en el mundo. En los parques en China, bailan la samba salida de la zemba angolesa, en el continente norteamericano predomina la música “negra”; el boxeo, el basketball, el fútbol, el atletismo están llenos de nombres de jugadores argentinos. En el registro mundial de la danza, la música y la pintura, no son pocos los fenómenos a los que decididamente se les puede poner el sello “Made in África”, por cuanto una de las principales leyes del arte, y no sólo del arte, sino también de toda nuestra vida – el ritmo – es originariamente filosofía africana.

El ritmo es el pulso y el aliento de la vida, es la vibración que atraviesa y llena todo lo que nos rodea y lo que somos. En el continente africano, todo lo relacionado con las fuerzas superiores está naturalmente ligado con el ritmo. En el toque del tambor africano que te hace entrar en trance, en las danzas rituales del candomble – la fuerza del ritmo ayudaba y sigue ayudando a los habitantes de África a encontrarse y relacionarse con Dios. En el grupo angolo-congolés esta fuerza del ritmo se denomina kanga, los pueblos del Congo norte le dicen elima, en Camerún: evur, en el oeste de Sudán: niama. Dicha fuerza lleva a los portadores de la tradición africana a ceñir el cuerpo en un ovillo de sentimientos, adquiriendo un latido interno que sumerge a la mente en una contemplación permanente del propio interior. Esta fuerza ayuda a alcanzar el Axé.

Axé: fuerza cósmica universal con la que uno puede relacionarse a través del ritmo. El intento de darle una definición a Axé se presenta como una tarea bastante complicada y, tal vez, hasta prácticamente irresoluble. Para los africanos, Axé es aquello que pone a todo en movimiento, es ver el mundo como un sistema dinámico, la convicción de que el auténtico mundo es el mundo de la energía en eterno proceso de movimiento y transformación.

Hoy en día, la cultura africana es una fuente palpitante e inagotable, cuyo origen se remonta al lejano pasado del género humano. El hombre actual prácticamente desconoce las tradicionales y singulares culturas de África, tales como la cultura Nubi, Nok, Meroe, Igbo-Ukvu, Ile-Ife, Benin… El continente africano es un fenómeno de la naturaleza aún no interpretado, un organismo único subordinado a una sola ley: a la del ritmo. Y aunque en el plano idiomático e histórico los actuales estados africanos parecen disociados, debido a la aparente falta de relaciones políticas y culturales entre ellos, eso es sólo una consecuencia externa de que al intentar cambiar ese continente mediante una política de agresión y explotación, los colonizadores de antes y los actuales han despedazado el peculiar espacio cultural y religioso de ese territorio.

Cuando en 1482, los portugueses llegaron al continente africano, se encontraron con una cultura única, ya formada y claramente definida, que por su trascendencia en el mundo, podía ser holgadamente comparable con el peso de la civilización del Antiguo Egipto. El hecho histórico de la colonización de África es sumamente singular por su significado interno: los europeos que “subyugaron” el continente africano, al esparcir los pueblos y las tribus, con sus sistemas de conocimientos bien estructurados, por América del Sur y por otros países, sólo han contribuido a extender el espíritu de la Tierra Negra por el mundo. Gracias a varias olas de migración que incluyeron, ante todo la parte occidental de África y luego la parte central y oriental del continente, se había formado en América toda una aleación de conocimientos en la cual, hoy día, ya resulta complicado distinguir entre las raíces de las tradiciones auténticamente americanas y las auténticamente africanas.

Para los habitantes de África, las “relaciones verticales” (“el ser humano – la fuerza divina”) tenían mucha más importancia que las horizontales (“hogar – familia”, “esposo – esposa”) y por lo tanto, en un principio, les daba lo mismo donde estar para construir las relaciones con las fuerzas superiores y seguir con sus tradiciones. En el nuevo continente necesitaban nada más que tiempo para la adaptación y para acomodar sus tradiciones, ya asentadas, con la nueva realidad.

YOGA AFRICANO

Observando la cultura africana desde la perspectiva del ritmo, es importante señalar que después de la migración de los africanos hacia América del Sur y otros países, cada célula de la “red” cultural formada de este modo, comenzó a latir con su irrepetible ritmo propio. El arte de reconocer este ritmo puede ser denominado Yoga Africano. Uno de los aspectos de este arte lo constituye la música. Jazz, Reggae, Blues…todos ellos son meros resultados de la confluencia del palpitante ritmo africano con la vida, y la herencia cultural de los habitantes de otros países, todos ellos son diferentes aspectos de un arte único: el yoga africano.

YOGA AFROCUBANO

El número total de los esclavos llevados desde la costa occidental de África hacia Cuba, triplicaba, en promedio, su “importación” hacia los Estados Unidos. En la primera mitad del siglo XX, se observó en Cuba la afluencia masiva de africanos incautados como resultado del “auge azucarero”, y del crecimiento de la demanda de mano de obra para el procesamiento de la caña de azúcar.

No es de extrañar que, al empezar el siglo 20, fue precisamente donde comenzó a tomar carrera el mundialmente conocido hoy como jazz afrocubano, una de las llaves secretas para la comprensión del alma africana. No es posible percibir el auténtico jazz sin haber aprendido a escuchar y a percibir el ritmo. Engendrado en lo más profundo de las emociones interiores, el jazz se ha convertido en el arte del diálogo en el cual, cada uno de los participantes de la interpretación, descubre en sí mismo una partícula de lo divino.

El jazz afrocubano representa una de las variedades del jazz latinoamericano (la otra variedad bien conocida es el jazz brasilero), y el precursor de este estilo musical es el Doctor Obdulio Morales que vivió y creó en Cuba en los años treinta.

El Yoga afrocubano se conoce, además, por sus calientes danzas rítmicas: el mambo, la rumba, las timba (variante cubana de la salsa). Estas danzas, desde el primer sonido de la melodía, son capaces de encender el fuego en la sangre tanto en los habitantes de la ardiente Habana, como del destemplado Petersburgo ruso.

Mambo: corriente musical cubana y estilo de baile. La palabra “mambo” (comunicación con los dioses) es el nombre de una de las sacerdotisas del Vudu haitiano.

Rumba – palabra usada tanto para denominar a un grupo de ritmos musicales, como para algunas formas de movimiento de un estilo de baile originado en África y llegado a Cuba y al Nuevo Mundo debido a la introducción de esclavos africanos. El así llamado ritmo meditativo de la rumba, es una especie de dibujo rítmico africano, relacionado con la reagrupación del ritmo de cuatro cuartos al esquema de 332 o, con menor frecuencia, de 35.

YOGA AFROCARIBEÑO

Reggae y rastafarismo

Hoy en día, en la mente de millones de personas por todo el mundo, los conceptos “reggae” y “rasta” se unieron en algo único e inseparable y a menudo se perciben como sinónimos invocando el paisaje de un soleado patio jamaiquino donde al son de las ligeras y positivas vibraciones del ritmo de la guitarra base, los jóvenes de color (con dread-locks) fuman gandya con aire meditativo. No obstante, estos conceptos por separado – “rasta” y “reggae” – tienen su propia historia particular y, aunque para muchos suene inesperado, sus raíces nos llevan a las profundidades de la Tierra Negra.

Camino de África hacia el continente americano, una parte de los esclavos – los más revoltosos en incontenibles, que intentaban sublevarse y buscaban por todos los medios perturbar la vigilancia de los colonizadores – era desembarcada en las islas de las Indias, donde ante la “madera negra” (así llamaban los comerciantes a los esclavos) se abrían grandes posibilidades. Para los esclavos jamaiquinos, la conservación de sus tradiciones, de sus rituales místicos, danzas, canciones, era el principal, si no único medio de supervivencia. Por eso, en el territorio de las islas caribeñas se fue creando un peculiar clima místico-religioso.

El rastafarianismo, al igual que las demás formaciones espirituales africanas de la actualidad, representa un singular código que descubre de una manera nueva los recónditos conocimientos del Universo. El rastafari, a su vez, dio lugar a un nuevo ángulo de comprensión del código de la Biblia, por lo que ésta tuvo otra interpretación llamada Holy Piby.

Según Holy Piby, el ritmo constituye de cualquier doctrina y los primeros conductores del ritmo en la Tierra habían sido la gente negra. Para el rastafarianismo, el Dios conductor es Jah (abrev. de Jehová).

El movimiento rastafari se propagó por todo el globo terráqueo básicamente gracias a la música reggae cuyo intérprete más conocido fue Bob Marley: el Rey del Reggae.

El Reggae tiene un típico ritmo cadencioso con acento fuerte en los golpes 2 y 4. Es remarcada la línea latente de la guitarra base que interpreta la melodía principal, mientras que la guitarra mantiene la tensión rítmica, destacando las partes débiles por lo que se va creando el efecto de “caída energética” o de “suspensión” que puede ser utilizado por la percepción o el inconsciente, como “entrada” en el espacio de una experiencia trascendental, de una vivencia del encuentro con Jah.

Vudú

La palabra vudú, que todos conocen, y aquello que representa, también proviene de Caribe y constituye, en realidad, una parte del yoga africano, o mejor dicho, una parte de su corriente afrocaribeña.

El arte y los rituales del Vudú son, en realidad, un fragmento de la historia de los prácticamente siete millones de personas cuyos antepasados fueron sacados del África occidental, y llevados en calidad de esclavos hacia Haití. Esta gente ha consumado una exitosa revolución nacional de esclavos negros, única en la historia de la humanidad, y ha creado la primera república negra en el mundo, en la que todos los ciudadanos fueron realmente libres. Para venerar a sus espíritus en condiciones de una influencia total de la iglesia masónica y especialmente la católica, los haitianos han creado rituales y ceremonias basadas en las maternales tradiciones africanas, pero utilizando elementos de los símbolos y atributos católicos (imágenes, velas, reliquias).

El estilo musical papa representa una de las manifestaciones del espíritu de la tierra Negra en Haití. La música papa se encuentra íntimamente relacionada con la corriente religiosa Vudú. Los habitantes suelen decir que en los templos Vudú los tambores y las danzas son su comida y bebida. Las ceremonias pueden prolongarse hasta dieciséis horas seguidas, incluyendo aparte las reverencias a los espíritus que unen la humanidad con la Divinidad Superior.

Papa: original forma musical que se encuentra solamente en Haití. En su forma pura la ejecuta un grupo de músicos en flautas hechas de la caña de bambú. Los músicos emiten sólo una nota, pero la duración de su sonido varía. Soplando la boquilla de la flauta de bambú los músicos, al mismo tiempo, aplican pequeños golpecitos en su parte inferior confiriéndole de esta manera el ritmo necesario. Todos los años, en primavera, las orquestas de papa salen a caminar contagiando a sus oyentes de alegría y conduje do enormes masas de gente bailando por las calles y las plazas de la ciudad.

La iglesia católica, a lo largo de muchos años, trató de combatir el culto vudú sin éxito. Los católicos quemaron templos, golpeaban a los sacerdotes del culto y exigían su desaparición social. Sólo promediando el siglo 20, la iglesia católica hizo las paces con el vudú. Los tambores y la música vudú se convirtieron en elementos de servicio de la iglesia católica y la mayoría de los vuduistas fueron formalmente iniciados en el catolicismo. En abril del año 2003, el presidente de Haití, Jean Bertrand Aristid, firmó el decreto que proclamaba al vudú una de las religiones oficiales del Estado, y esa fecha puede ser considerada la del triunfo total del espíritu de la Tierra Negra.

YOGA AFROBRASILEÑO

Entre los primeros africanos, traídos a Sudamérica en 1549-1888 por los colonizadores europeos, hubo un gran número de servidores de cultos religiosos africanos, que a pesar de la fuerte prohibición de la iglesia católica conservaron y desarrollaron la herencia de sus ancestros: el espíritu de la Tierra Negra en el continente sudamericano. Hoy el candomble es una de las principales religiones de Brasil, sus seguidores pertenecen a las más diferentes capas sociales (alrededor de dos millones de brasileños profesan esta fe), y el país cuenta con decenas de miles de templos dedicados al candomble. En el mundialmente famoso carnaval brasileño jamás faltan las divinidades coloridas y las danzas ceremoniales de esta corriente religiosa.

Probablemente, muchos se sorprenderían al enterarse de que el arte marcial afrobrasileño Capoeira, que se está propagando por todo el mundo es, además, un peculiar arte religioso dirigido a alcanzar la libertad interior, y posee raíces comunes con los principales cultos religiosos de Afro américa: el candomble y el umbanda. En la capoeira, como en ninguna otra corriente del yoga africano, se pone especial atención en alcanzar el estado Ashe- un profundo estado de conexión con la Fuerza Superior- a través de la creación del ritmo (con instrumentos musicales) y el movimiento simultáneo. La Roda de capoeira no es una mera danza-lucha, no es un simple juego, es un círculo humano vivo y palpitante que permite alcanzar la comprensión de la Axé.

Candomble: religión afroamericana difundida fundamentalmente en Brasil y países vecinos.

Umbanda: religión, nacida en Brasil a comienzos del siglo 20, basada en la mezcla de creencias y rituales de la tradición católica con la afrobrasileña. Umbanda es una religión sincrética construida en base a la veneración de los espíritus angoleños, cuya noción había llegado a Brasil en el período colonial junto con los esclavos africanos. Las divinidades Oxirás, del panteón de Yoruba, poseen un poder simbólico sobre todas las legiones angoleñas de espíritus, y se podría decir que, para que no “irritaran” a la iglesia católica, los correlacionaron con determinados santos católicos bajo cuyas órdenes trabajan estos espíritus.

Samba: una de las corrientes musicales más populares de Brasil, con raíces africanas. La palabra “samba” provino del vocablo angoleño “semba” o “mesemba” que significa ritmo religioso. La samba se convirtió en un individual estilo musical a principios del siglo 20, en Río de Janeiro (en aquel tiempo, capital de Brasil), gracias a la fuerte influencia de los negros emigrados de Bahía.

Y por fin, el yoga Afroamericano, famoso por los ritmos Funk, Blues e Hip-hop. La base para el desarrollo de todos estos estilos musicales fue la así denominada Iglesia Negra – la que, a lo largo de muchos siglo, había sido la inspiradora del desarrollo de la población negra en Norteamérica, en los Estados Unidos, líder en la lucha de los procedentes de África por sus derechos, en un continente ajeno. Precisamente, en lo profundo de la Iglesia Negra, en las comunidades de los que habían sido esclavos africanos, fueron engendradas corrientes musicales, a primera vista tan diferentes , como el rítmico Funk y la música religiosa Gospel, el melódico blues y el informal Hip-hop – corriente moderna de underground ciudadano. Y uno de los bailes de moda en todo el mundo, proveniente del mismo espacio cultural afroamericano – el Breakdance – en realidad, históricamente se había formado como baile de protesta social, convirtiéndose, a medida del crecimiento de su popularidad, en una representación colorida, orientada principalmente al público.

El fenómeno de la cultura africana consiste en que en ella no existe aquello que podríamos llamar el “comienzo de la cultura”, al igual que no existe aquello que podría constituir su final – mientras posea el espíritu, la fuerza, la energía, ella puede tener una cantidad infinitas de nombres, pero se seguirá remontando a un único ritmo: al ritmo AXÉ.

Actualmente, África cautiva a todo el mundo, hasta se podría decir que lo “colonizó”, absorbiendo todas las religiones, hasta las más impensables, como la tierra que ansía el agua. A través de estas religiones ella entró en los hogares de prácticamente cada uno de los habitantes del planeta. Incluso el hecho de que muchos africanos actuales y ex africanos hoy día, adoptan en la apreciación de su propia historia y del legado cultural y religioso. El criterio impuesto por los colonizadores no puede debilitar la fuerza de este continente, aunque sea porque todo el mundo contemporáneo escucha y admira el jazz y el reggae, baila el breakdance y la samba y completa los hit-parade mundiales con el rap francés, alemán y ruso y hasta chino.

 

10 junio 2006

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