Qué es bueno y qué es malo

¿Cómo responder a las preguntas, aparentemente, corrientes, de nuestros niños, si a veces nos encontramos con que, de hecho, no podemos darnos una respuesta clara a nosotros mismos? ¿Cómo no confundir a los niños hablando para “salir del paso” o diciendo frases hechas, enseñándoles a pensar independientemente? ¿Cómo construir una comunicación correcta con nuestro hijo y ayudarle a evitar nuestros propios errores? ¿Cómo enseñar a nuestro hijo no juzgar a los demás y al mismo tiempo distinguir claramente qué es “claro” y sano y qué es “escuro” y enfermo?


¿Existen tales conceptos como “bueno” y “malo”? Ya que, en una cultura el mismo concepto puede ser interpretado como “bueno” y en otra, como “malo”.

La respuesta a la pregunta “¿qué es bueno y qué es malo?” en parte, consiste en ¿puede uno plantearse a sí mismo tal pregunta? “Bueno” o “malo” es una cuestión de elección, lo que significa que determina los límites de su libertad. Cuando alguien cree que algo es “bueno” o “malo”, se limita en acuerdo de cierto punto de vista. E incluso tratando de apoyarse en alguna regla para decidir qué es bueno o malo, es poco probable que le ayude hacer la conclusión “correcta” una vez por todas. Por su naturaleza, el ser humano está limitado a hacer “malo”, por ejemplo, el asesinato a gente. Sin embargo, él lo hace, encubriéndose, a menudo, bajo los conceptos de lo “bueno” introducidos en su consciencia. ¿De dónde este deseo inhumano de mentir, de matar? En esto consiste la pregunta aquí.

El ser humano se diferencia de las otras formas de existencia, primero, no por la presencia del intelecto, sino por la capacidad de manejarlo y segundo por algunas cualidades correspondientes a la naturaleza de su corazón. ¿Cuál es la esencia de esta naturaleza? El ritmo del corazón establece un ritmo determinado de actividad que, a su vez, permite a una persona llenarse de diferentes formas de vida y de esta manera, sentir la vida. He aquí toda la diferencia. El hombre es un ser, capaz de controlarse. ¿Qué es la belleza del ser humano si no es la capacidad de Ser? Al faltar esta habilidad, falta también lo humano.

Al mismo tiempo, todas las normas en las que hay algo “malo”, están inventadas para las cualidades animales del ser humano, o mejor dicho, como un intento de liberarse de ellas. Las normas o las reglas, en este caso, son una instrucción que llama a cierta técnica de seguridad, para prevención de la “animalización”. Así que no es sorprendente que en los diferentes pueblos, estos conceptos son diferentes. Si pudiéramos realmente analizar y entender nuestra fisiología y de qué se derivó el ritmo de una u otra cultura, entonces determinar por qué en algunas culturas “buena” era una cosa, pero para otros, era todo lo contrario, sería mucho más fácil.

Y se puede especular un sinfín sobre el tema “amarás a tu prójimo como a ti mismo”, ya que bajo cada concepto de “prójimo” y “amarás” se pueden entender cosas muy diferentes (la apelación “amarás” puede ser una instrucción o puede ser un objeto de conocimiento). Por lo tanto, definirse a sí mismo y realmente conocerse a sí mismo son dos cosas diferentes.


¿Dónde buscar el criterio de la “bondad”: en las normas religiosas, éticas, estéticas u omnihumanas?

Los criterios de la “bondad”, en el primer lugar, uno debe buscarlos en sí mismo. Incluso la definición correcta de “bondad” podría ser mal interpretada por una persona que no se conoce a sí misma. El Arte más difícil es el Arte de vivir. Es una experiencia, en la que se pueden expresar, ni más ni menos que las tareas y las leyes de la vida. Estar fuera de este proceso, significa estar fuera de la comprensión y entonces nuestras acciones no pueden ser definidas por nosotros, ellos siempre serán un producto de la sociedad en la que vivimos. Los criterios de la “bondad” se forman basándose en el grado del desarrollo de nuestra consciencia. Están en la constancia del seguimiento e de los principios. Ninguna fe, normas éticas o estéticas no ayudarán al hombre si él no comprende a sí mismo, a sus tareas y prioridades en una u otra etapa de su desarrollo.


¿Es correcto no formar en absoluto, los conceptos de “bueno” y “malo” en el niño? Que lo entienda él mismo a lo largo de la vida. Dicen: “Los errores enseñan.”

No formar en absoluto estos conceptos es imposible, ya que el niño es también un producto de la sociedad y no sólo de sus padres. Si no se forman por los padres, se los formarán la calle o la escuela. Hay que identificar qué es lo que más inspira al niño y tratar de organizar su desarrollo sistemático en esta dirección. Si el niño comprende las acciones del juego en el que está involucrado, entonces será mucho más fácil para él determinarse respecto a estas acciones.

Para el niño todo es un juego: la comunicación con los padres, el paseo o incluso los estudios en la escuela. En consecuencia, el concepto de “bueno” o “malo” para él es también un juego y no vale la pena irse de este juego. Es posible que incluso sea necesario confundirle con estos conceptos, provocándole el interés en el juego llamado “que cada uno entienda a su propia manera, los conceptos de “bueno” y “malo””. Y siendo estos errores conceptuales y no causales, se podrá prender a través de ellos.


El niño a menudo hace algo que nosotros consideramos como no correcto y entonces debemos explicarle que esto es malo y no se puede hacer. ¿Habrá el niño un problema con el hecho de que le prohibimos hacer lo que quiere?

Un niño no puede entender qué significa “querer” porque se basa en un ritmo natural para él y él nunca hará algo que está por encima de sus necesidades. Incluso si le hacen que haga algo, él lo hará a la fuerza y oponiéndose. El niño estará desorientado, porque “quiero” o “no quiero” son sólo cosas que se las inculcan y no son cosas que percibe por su sistema de coordenadas.

Es importante entender que la definición de la palabra “querer” está por encima de la comprensión real del niño, a pesar de ser un elemento de comunicación con los adultos. Ante todo, aquí observamos una sustitución de la palabra “necesidad”, por la palabra “querer”. La primera, a continuación, se sustituye por la segunda y junto con eso se cambia también la percepción de la vida. Si uno se opone al “querer” de los niños con unos conceptos de “no se puede” y “no es bueno”, esto ante todo, provocará una reacción del niño a las medidas restrictivas y no una comprensión real de por qué algo “no se puede”. Imagínense que están caminando por la calle y alguien le obliga a dar la vuelta y volver. Más o menos la misma percepción surge también en el niño en respuesta a las acciones restrictivas de los adultos.

El niño habla en el lenguaje del cuerpo. Es decir, al principio él comienza a percibir todas las acciones de una manera físico-reflectora. El lenguaje verbal del niño a menudo no corresponde a lo que quiere expresar, pero si habla, no con palabras, sino en el lenguaje del cuerpo, es más probable que los adultos no le entiendan. Precisamente por esa razón, él habla el lenguaje (lenguaje verbal), que es comprensible para el adulto, mejor dicho, el lenguaje que percibe el adulto y no el niño.

Para mostrar al niño cómo debe actuar, los padres tienen que sustituir sus conceptos con los correspondientes o acompañantes a las sensaciones del niño y entonces esto se convertirá en un juego peculiar, que, al fin y al cabo, le dará al niño la sensación de la respuesta.


¿Hay que castigar al niño si se porta mal?

El castigo es un entusiasmo peculiar de enseñanza de los padres, basado en una vivencia emocional del “delito” del niño. El castigo puede ser más ligero, de tipo “paseando sin helado” con el así llamado “síndrome analítico tranquilo”, o puede ser duro, usando el cinturón y gritándole. Pero, ya que el motivo del castigo radica o en el deseo de castigar o (por así llamarla, “venganza hereditaria”), o en la pérdida de control sobre el desarrollo del niño, entonces surge un tema importante. A menudo, el castigo surge en respuesta a un placer que el niño encuentra, pero que no coincide con el consentimiento de los padres. Sin embargo, ¿quién desarrolló este gusto en el niño? Enseñarle al niño a un juego en el ordenador, para no enredarse entre las piernas y luego sacarle de él y castigarle es una obra del padre mismo. Es decir, nosotros castigamos y estamos castigados por algo que nos enseñaron antes o por algo por lo que no estuvimos atentos.


No resulta fácil para el niño distinguir a una persona buena del malhechor. ¿Cómo ayudarle a estar cauteloso, sin al mismo tiempo ser poco sociable?

Aquí se plantea una cuestión de la percepción del mal y la actitud hacia él. Sin embargo, para el niño, el mal no es una forma conceptual, sino una cualidad expresada. Es decir, el niño puede ser malo por su naturaleza. La explicación de la esencia del mal resulta inútil, ya que se puede regular sólo a través de un largo y minucioso trabajo, eliminando (por supuesto, hasta el grado posible) el dado fenómeno en un nivel psicofísico. El mal es un factor natural y muy instintivo. Podemos indefinidamente discutir en este tema, pero lo percibimos sólo hasta el momento de la activación de las reacciones instintivas del organismo a la gran cantidad de las manifestaciones de nuestro mundo.

Los yoguis, están regulando los parámetros psicofísicos de su organismo a través de prácticas, tratando durante décadas de deshacerse precisamente de estos influjos en el organismo y aquí no vale la pena hacer unas simples definiciones. Es un programa sistemático de educación de muchos años, que como mínimo no debe aumentar el mal en el hombre y como máximo debe enseñar a deshacerse de él. Este es, ante todo, un problema “médico” y no moral, por lo menos, para los que viven en un ambiente agresivo, como por ejemplo Nueva York, Moscú o Londres.


A veces la vida nos impone estar rigurosos con el niño. ¿Cómo evitar hacer de él una persona cruel, al tratar de templarle y prepararle para la vida?

Uno debe decidir qué niño necesita, correcto o “comoquiera”. Hay que entender claramente la diferencia entre “correcto” y “bueno”, ya que implementará la particularidad o trabajará en la unidad. El padre no puede ser perfecto, lo que significa que el niño tampoco lo puede ser. Para el desarrollo del niño se requieren, como mínimo, condiciones y como máximo, tiempo. La combinación de “condiciones-tiempo” forma la conexión entre el “padre-hijo”. Y ya dentro de esta conexión se crea la cualidad, que luego llevará consigo el niño. Por muy trivial que esté esta afirmación, pero “tener un hijo es una cosa, educarle es otra”. Por otra parte, es importante educarle no sólo a relación consigo mismo, sino también a relación con la sociedad en la que le toca vivir.


¿Cómo motivar al niño a estudiar mejor? ¿Quizá, sería mejor hacer las lecciones escolares en forma de un juego?

¡Qué apenado, qué triste, todo parece que es lo mismo!... Y por eso, ¡es aburrido! La incapacidad de llenarse del proceso de aprendizaje, es un problema fisiológico. Sí, el estudio tarde o temprano puede hacerse aburrido. Pero, el desarrollo y el estudio son dos cosas diferentes. Estudiar en la escuela es bueno para que el niño se dé cuenta de lo que le será útil y qué le atrae, como también obtener las herramientas, para usar esta “utilidad”. Si un hombre trata de auto-comprenderse, entonces él encontrará el Camino también en las condiciones de una formación no profesional y aburrida.
Sin embargo, es un desastre para la humanidad cuando los niños perciben los estudios como un proceso aburrido y en vez de estudiar quieren jugar. Esto es más que una pregunta: es un grito del alma, esta es la realidad de la existencia, en la que lo imaginado es o un juego o un estudio. Aunque, en principio, ambos son idénticos.


Puedo dar a mi niño sólo lo que soy capaz de dar y lo que comprendo. ¿Impediría, debido a este hecho, al desarrollo de sus talentos y habilidades? ¿Qué hacer para desarrollar el talento del niño?

Por supuesto, es muy importante que el padre se plantea no menos preguntas a sí mismo que al niño. Esta pregunta es tal vez la más importante de todos y desarrollarse, en todo lo posible junto con el niño, debe hacerse paralelamente. Sin embargo, en las esferas en las que es imposible realizar esto, es necesario buscar algunos especialistas competentes.

Muchos padres tratan de “hacer” de su niño lo que ellos no podían realizar en relación consigo mismos. Pero lo que es importante: el desarrollo del niño no debe detener el desarrollo del padre, por el contrario. Los padres deben desarrollarse a sí mismos junto con los niños. Y no es importante en qué esfera se implementa este desarrollo. En realidad, la vida es la experiencia de la vida. Y lo más importante es permanecer en ella como un ser humano y no arrollarse a unas formas rudas de existencia. De hecho, del punto hasta el que el niño puede abrirse a sí mismo, depende su grado de felicidad. Recuerde que las cualidades profesionales deben ser secundarias, el niño no debe ser víctima de su profesión. Esto no significa que no tienen importancia. Pero el profesionalismo no debe matar lo humano en el hombre. ¿Quiere que sus hijos sean felices?


Mi hija mayor tiene 25 años. Vivimos juntas. Nuestras relaciones se han empeorado mucho. ¿Cómo identificar lo que podría ser el inicio de la construcción de las relaciones correctas? Mi comprensión de las relaciones “correctas” con mi hija mayor es también una “tierra incógnita”.

Los padres siempre deben comenzar consigo mismos. Ellos, primero crean problemas a sus hijos y entonces les acusan de esto. Uno debe empezar consigo mismo.


El niño, al ir a la escuela se chocó con la “falta de adecuación” de algunos profesores, lo que ha formado un comportamiento determinado: en su interior el niño no está de acuerdo, tiene su propia opinión, pero en apariencia se comporta según las reglas de la sociedad. Su sistema nervioso se esfuerza, lo que empieza a afectar a su salud. ¿Qué es mejor para el niño, que el padre saque al niño de la situación (si existe tal posibilidad y hasta que el niño recobre sus fuerzas), o darle la oportunidad de vivir su propia experiencia? El niño dice que en la escuela él quiere protegerse. ¿Cómo ayudarle?

Si el niño se comporta así, entonces esto les honora a sus padres, ya que le han conservado. En realidad, él todavía no es capaz de comprender, lo que significa que dentro de él funciona un mecanismo. Por supuesto, hay que seguir el proceso, pero no es necesario sacarle. ¿Dónde encontrarán un ambiente adecuado? Sin embargo, es importante reforzar las medidas de conservación en su casa. Y lo más importante es mostrar en casa más paz y estabilidad. Es que, el primer problema de la escuela es la vanidad y la inestabilidad de los profesores mismos.

 

Preguntas y Respuestas

¿A qué debe guiar la atención de una niña que tiene 8 años, mientras está haciendo ejercicios conmigo (taoístas)? ¿Puedo apoyarme en el “querer” / “me gusta” de la niña, al seleccionar las secuencias para ella? ¿Es correcto para una niña de esta edad, plantearle tareas y hacerle mantenerlas en el tiempo (desde un principio, con la ayuda de unas tareas, ella dejó de depender de las notas en la escuela)?
Los intereses de las niñas de esta edad dependen de las relaciones con su madre. Para ella esto es un juego. Lo peligroso es que, con el paso del tiempo, esto se puede convertir en una formalidad. Así que no es importante qué hace, es importante mirar por su actitud, hay que convertirse para ella en una necesidad. Y haga lo que haga, es necesario periódicamente llamarle la atención a esto, durante las relaciones cotidianas. Debe enseñarle a observar el espacio, al lugar donde practica, etc. Es decir, hay que desarrollar también los aspectos femeninos.

 

16 septiembre 2006

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